Parecen grandes pero son chicos, en muchos aspectos. Solo pongamos los hechos sobre el tapete. Con el paso del tiempo se ha cambiado la forma de hacerse oír por las autoridades. En el pasado, cuando la revolución bolchevique, era típico la violencia en las calles. Se buscaba el caos, tal vez para aparecer luego como salvadores. Así ocurrió y hasta la caída del Muro de Berlín, elegidos por nadie se instalaron en el poder.
Esa modalidad fue evolucionando y hoy en el país tenemos los «piquetes» algo tan local como el tango y mate. Veamos como son las cosas. Los dirigentes que deben dirimir las discrepancias, son personas que tienen un cargo determinado por elección. Luego comienzan las discusiones. «Quiero mas salario» «No te lo doy» «Nos vemos el mes que viene, pensalo» «Chau» Es que esas personas tienen el salario asegurado. Los sindicalistas a través de lo que le extraen a los trabajadores. Los empresarios tienen sus propios recursos. Si participa el gobierno, sabemos que viven a costilla de los impuestos de todos.
Reiteramos: ¿Y si se les encierra en una sala y hasta que no «haya humo blanco» no salen? No habría dilaciones y molestias a terceros que nada tienen que ver. Seria una solución cristiana.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto