Caso Nicolás Sabena – Imputan en grado de sospecha leve a un policía

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El fiscal Fernando Moine  decidió imputar en grado de sospecha leve al suboficial Gustavo Oyarzábal por el presunto delito encubrimiento por favorecimiento personal, en el marco de la investigación por la desaparición de Nicolás Sabena ocurrida en 2008.
Se trata de una causa paralela a la que impulsó el fiscal Julio Rivero y en la que hay cuatro acusados, todos integrantes de la familia Vargas.
Moine aclaró en diálogo con TD Digital que Oyarzábal «solo fue imputado para que pueda ejercer su derecho de defensa» y resaltó que, «con los elementos solicitados se determinará si la denuncia constituye ó no un delito».
Rosa Sabena, la mamá de Nicolas, realizó una denuncia en contra del policía Oyarzabal, manifestando que había detectado llamadas a Lucía Vargas por parte de éste advirtiéndole que se había descubierto que la línea de Rosario 0341, que es con la que le realizó la última llamada a Nicolás el 14 de septiembre de 2008 a las 19:49, le pertenecía a ella.
Rosa señaló en declaraciones al semanario Otro Punto que «misteriosamente, luego Lucía Vargas se presenta espontáneamente y declara que había omitido decir que ese número era de ella».
También denunció que detectó en la sábana telefónica de «Pepe Vargas 0358-154235350, que Oyarzábal le llama desde su propio celular 0358-155607158, días antes de realizarse el allanamiento más importante ocurrido el 17 de noviembre de 2008, que yo había solicitado, con personal de Gendarmería, la Policía Judicial y personal de Química Legal de Córdoba (en éste allanamiento se secuestra el cuchillo y el balde con sangre que fue remitido al Ceprocor)».

Violento desenlace

El  1 de diciembre de 2010, la familia de Nicolás Sabena, presentó un escrito ante la Cámara Primera del Crimen que aún debía  evaluar la apelación a la prisión preventiva de los Vargas y describió cómo se habría producido el violento desenlace en la vida de Nicolás.
El texto que anticipó TD Digital advertía que el joven habría sido acuchillado y descuartizado. Fue la primera descripción judicial sobre una investigación que aún deriva en la impunidad.
En informe señaló que “la sangre hallada en cuchillo secuestrado en la casa de Vargas es humana, según lo informa el Ceprocor a fs. 584, y el peritaje efectuado con los perros de odorología forense, de modo inequívoco, señala que hallaron el olor de Nicolás en la hoja del cuchillo y en el baúl del vehículo Pointer”.
Añadió que el organismo científico determinó que a través de la prueba del Luminol se hallaron resultados positivos “en la pared de la cocina, en la bañera del baño, en el fondo del balde de albañil que estaba en la pileta del lavadero, en el piso al lado de la cama donde dormía la víctima y en el piso del asiento trasero del Volkswagen Pointer bordó dominio AYK 940 de propiedad de Vargas Miserendino”.
Para el abogado querellante, José Sagarraga, esto “permite suponer también que no solo el chico fue apuñalado, sino posiblemente que su cuerpo haya sido descuartizado en la bañera, y trozado en pileta del lavadero”.
“De manera que esas son pruebas concluyentes que demuestran que la hoja del cuchillo atravesó la epidermis de Nicolás y el olor hallado en el baúl del vehículo no dejan dudas que el cuerpo de Nicolás estuvo dentro del mismo. Circunstancia que ni siguiera pasó por la cabeza de los jueces pese a que expresan en su resolutorio que ha sido la causa objeto de un exhaustivo análisis”, sentenció.

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