El mundo – EL TRAUMA PALESTINO

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Según al-Sarraj, los niños de diez años son los más afectados. Según varias organizaciones de derechos humanos, el ejército israelí ha demolido más de 3.000 viviendas palestinas durante los últimos tres años de levantamiento o intifada.En estos días, Israel lleva a cabo un operativo en el campamento de refugiados de Rafah, en el sur de Gaza, donde varias viviendas han sido demolidas con el objetivo de buscar túneles subterráneos.
El psiquiatra palestino Eyad al-Sarraj, quien dirige el programa comunitario de salud en la franja de Gaza, analizó para la BBC el impacto de las demoliciones en las familias palestinas.
En los niños, ver la demolición de sus casas tiene un impacto muy severo.
Nuestros estudios muestran que perder al padre o perder el hogar es uno de los peores traumas para los niños, porque ambos representan la seguridad y la estabilidad.
La primera reacción suele ser de conmoción y desconcierto. Esto se transforma rápidamente en un estado de depresión, que es especialmente profundo en los niños que tienen alrededor de diez años.
Cada noche, la niña insistía en abandonar la carpa suministrada a la familia por la ONU y se iba a dormir en su propia casa, que estaba destruida.
Nunca olvidaré el caso de una niña en Khan Younis cuya casa fue demolida.
Cada noche, la niña insistía en abandonar la carpa suministrada a la familia por la ONU, y se iba a dormir en su propia casa destruida.
Su familia tenía que esperar a que se durmiera para regresarla a la carpa.
La niña construyó también una pequeña casa de cartón.
Este fue un caso muy severo y tuve que tratar a la niña por más de un año, sin éxito alguno.
Ciclo de destrucción
La impotencia se convierte rápidamente en ira, y la ira se transforma a su vez en un estado desafiante y rebelde.
Para los adultos palestinos, el ciclo de vida pasa por los estados de destrucción, matanza, conmoción, desconcierto, depresión y, por último, impotencia.
La impotencia es sentida sobre todo por los padres de familia, quienes se sienten incapaces de proteger a los suyos.
La impotencia se convierte rápidamente en ira, y la ira se transforma a su vez en un estado desafiante y rebelde.
La rebelión se manifiesta en las calles y en otro tipo de actos militantes, porque hay un sentimiento profundo de que se están enfrentando a un enemigo -Israel- que no tiene moralidad y merece venganza.
El llamado a la venganza se vuelve casi tribal. Esto se ha visto en los últimos tres años de esta intifada: los palestinos se vuelan a sí mismos y a los israelíes en ataques suicidas en cafés y plazas de Jerusalén y Tel Aviv.
Historia
Los niños palestinos están viviendo exactamente lo que les contaron que les sucedió a sus abuelos en 1948 cuando Israel fue creado.
La gente nunca supera el trauma de perder el hogar.
Los niños palestinos están viviendo exactamente lo que les contaron que les sucedió a sus abuelos en 1948 cuando Israel fue creado.
La historia se repite en Cisjordania y en la franja de Gaza, donde los palestinos construimos nuestros hogares e Israel los destruye.
El mensaje que recibimos es que no tenemos lugar en nuestro país, que tenemos que irnos.
Pero nosotros insistimos en que este es nuestro hogar, aquí queremos vivir y aquí queremos vivir, en nuestros hogares.

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