“Vos tenés algo que necesito….y te lo voy a quitar”

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Lo que ocurrió hace algunos días en Paraguay, responde en alguna medida a la pregunta que titula este artículo. En no menos de dos horas, a través de un simulacro de juicio político, se destituyo al presidente, electo por el voto popular, de la República del Paraguay.
El ex Presidente Lugo había asumido en el 2008 en medio de fuertes polémicas, pero que sin embargo no imposibilitaron posicionar a su país, en el 2010, como el segundo en el mundo en expandirse económicamente después de Catar.
Pero, como la gran mayoría de países latinoamericanos, se trato de otro presidente “populista” o de ideas progresistas, que ya no responderían a los mandatos, modelos, consejos, imposiciones e intereses de los países más ricos del mundo.
Después del año 2000, y aun antes en algunos países, comienza a darse un aire de cambio político en Latinoamérica.
Asumen gobiernos que ya no responden a intereses corporativos, o por lo menos como lo hacían sus antecesores en el pasado. Sino que, a pesar de no establecer del todo un modelo de Estado de Bienestar, se trata de políticos que gobiernan bregando por mayor igualdad social.
Estos presidentes, Lula Da Silva, Fernando Lugo, Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, José Mujica, y mas allá del acuerdo o no que se pueda tener con algunas de sus políticas, no se puede dejar de destacar que se trata de presidentes que por primera vez en la historia de nuestra América Latina enfrentaron a los más poderosos intereses empresariales y corporativos, que en otras décadas, marcaron las sendas de decisión política, económica y social.
Por esa razón, no menor, es que comenzaron a ser demonizados por los medios y la comunidad internacional, imagen que fue facilitada y sostenida por su mayor transigencia y rebeldía ante, lo que debía ser más importante: pagar la deuda externa, cumplir con los mandatos e intereses de los gobiernos más ricos y empresas multinacionales, entre otros.
El caso de Paraguay, específicamente, es muy emblemático. Cuando por fin, en este tramo de la historia del continente, se creyó que los golpes de Estado ya formaban parte de un pasado que difícilmente podría volver a producirse, ocurre esta destitución, en tiempo record y sin dar lugar, a lo que se conoce constitucionalmente, como el debido proceso.
Seguramente que las normas y formas de proceder en cada país y cada caso son diferentes. Pero acerca de lo que si hay certeza, es que, ningún Presidente puede ser destituido de forma exprés como se destituyo a Fernando Lugo.
A raíz de lo que ocurrió, y de estas notas introductorias, es que surgen algunas preguntas: ¿Qué origino la crisis política? ¿Qué hay detrás de esa destitución, disfrazada de legalidad? ¿Qué posee Paraguay que pueda interesar a otros países y empresas del mundo?
La causa de la destitución radica en un conflicto con los campesinos. Este sector social, lleva mucho tiempo reclamando, y sus principales preocupaciones conciernen al desplazamiento que sufren por la llegada de inmigrantes brasileros y por la posesión de grandes extensiones de tierras en manos de extranjeros.
Se trata de la problemática conocida en la jerga periodística y académica como “brasiguaya”. Por mucho tiempo fue una suerte de sombra e imposibilidad sobre los intentos de integración regional. La situación de los campesinos no fue resuelta por muchos gobiernos, ni mucho menos por el ex Presidente Fernando Lugo. Su exigencia es la reforma agraria.
El conflicto con los campesinos, que se origina a raíz de una ocupación de 100 familias, de una parte de la Finca Morombí, propiedad del ex legislador Blas Riquelme, llevó al enfrentamiento de la policía con los manifestantes y desalojados.
Como consecuencia de los heridos, Lugo despide a su Ministro del Interior, lo que desencadena la crisis política y la unidad de sectores de su propio partido y de oposición que lo destituyen en el Parlamento Nacional.
Lo mas importante que se quiere destacar es que, a pesar de hablar de legalidad en la destitución y de sostener que se trato de un mal manejo de una situación social por parte del ex Presidente paraguayo, la realidad es que detrás hay olor, no solamente a dólares, sino a intereses estratégicos y energéticos.
En este sentido, Paraguay es el segundo país en el mundo en exportar energía y propietario de una de las mayores centrales hidroeléctricas operativas del mundo, en conjunto con Brasil.
A lo que se suma, la posesión en su territorio nacional, de parte del acuífero Guaraní. Se trata de una de las reservas de agua mas grande del mundo. A lo que hay que añadir que la ubicación del acuífero es geoestratégica, debido a que abarca el territorio de Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil.
El acuífero y su ubicación fue objetivo de control y dominio por parte de EEUU, que lleva mucho tiempo manipulando los medios y la información, dando falsos informes y estadísticas, acerca de posibles actividades terroristas en ese sector.
La realidad es la pérdida de hegemonía que está sufriendo en el mundo, que no solo afecta su economía, sino también su liderazgo político. Esto se traduce en su intento de injerencia en el continente Sur Americano, que no logra saciarse con su ingreso en Colombia, sino que ahora va por Paraguay.
Para concluir, Paraguay se traduce en un país estratégico en la región por su ubicación geográfica y su posesión de recursos energéticos muy importantes en el marco de la crisis ambiental, actual, que atraviesa el planeta. El agua es el centro de disputa y objetivo de adquisición por varios países del mundo.
La pregunta es, si esta modalidad de golpes de Estado legales viene a instalarse en la región y cuáles serán sus próximas víctimas.

 

Gherra, Estefanía

 

estefaniagherra@hotmail.com

 

Lic. Ciencia Política

 

Miembro del grupo de investigación en Relaciones Internacionales de UNRC-Grupo ATENEO

 

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