Pese al interés que se había manifestado por la audiencia pública sobre la zona roja en la ciudad, hubo pocos disertantes y escaso participación de los vecinos. Las meretrices se oponen a que las lleven a las rutas.En la sala de sesiones del Concejo Deliberante no se pudo disimular el contraste de varias sillas vacías durante la audiencia pública sobre la prostitución en Río Cuarto. La ausencia de funcionarios municipales o policiales, la poca participación de los concejales y la falta de vecinos que plantearan sus reparos a la actividad, le dieron la espalda a un debate que debió ser de todos.
El concejal Hugo Patroni puso en el debate la problemática, mas allá de la viabilidad o no de la creación de una zona roja. Existen en nuestra ciudad 800 meretrices y travestis y casi 300 menores inmersas en el trabajo sexual, quienes transitan cada noche las calles céntricas de la ciudad o aparecen postradas tras la vidriera de oferta en barrio Alberdi.
Sin propuestas, la audiencia intentó convertirse en un diagnóstico de la situación. Por el lado de las meretrices, se manifestó el rechazo a ser erradicadas a las rutas de acceso a la ciudad y a tener que llevar un carnet que garantice su situación sanitaria.
Al menos un sector de barrio Alberdi hizo escuchar su postura. La opción fue no incentivar la prohibición del trabajo sexual, aunque lo prefieren lo mas lejos posible.
Sin soluciones aparentes al conflicto, la audiencia permitió al menos conocer posturas. El debate está planteado, aunque sin el compromiso de quienes asumen la función ejecutiva en la toma de decisiones, la situación quedará excluida en la zona roja del desinterés.