La cuarentena y el golpe a los hogares más humildes

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Lucrecia vive en el barrio Las Delicias y se sustenta vendiendo bolsas de arena fina y si bien no le sobraba dinero, no necesitaba de acudir a un comedor para alimentar a su familia, hoy debe acudir al merendero del barrio para poder llevar un plato de comida a su casa. Edit, vecina del mismo barrio, se sustentaba vendiendo bolsas de plástico en la ciudad y ahora no puede circular por las medidas de aislamiento, “me cortaron los brazos para salir a vender, pero al menos estoy tranquila con mis hijos adentro”.

Ambas familias saben que la salud es lo primero, pero no dejan de percibir las duras consecuencias de no poder ganarse el pan con su trabajo del día a día.

En un intento de apalear esta profunda crisis el comedor del barrio Las Delicias “Sol de Esperanza” a cargo de Juan Carlos Pereyra, ofrece de lunes a viernes una copa de leche para los niños y la cena tres veces a la semana. “Son más de 100 las personas que vienen al comedor y tratamos de rebuscarnos para llegar a todos” y agrega, “se han aumentado varias familias porque son aquellas que se ganaban el pan día a día , taxistas, albañiles, que ese día perdido por aislamiento no lo recuperan nunca más”.

Mira el informe completo:

 

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