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Por Martín Urricelqui –  El reconocimiento que cada año realizan Canal 13 y Telediario consagró a Ramón Contreras como Ciudadano Destacado. El changarín que un día salió en una moto con un carrito y un cartel que decía «corto césped por un juguete» llegó al corazón de los riocuartenses y despertó una marea solidaria. 

Ramón Contreras tiene 36 años, es esposo y padre de familia y el flamante Ciudadano Destacado, consagrado en el reconocimiento que cada año realiza Canal 13 de Río Cuarto y Telediario.
‘Ramoncito’, como todos lo conocen, nació en los arrabales de la ciudad que hoy lo distingue como un «destacado». Las inmediaciones del Puente Negro y el ex Barrio Chino fueron la escenografía de una infancia y adolescencia plagada de necesidades y carencias que sólo se lograban cubrir, en parte, con lo que Ramón y sus hermanas lograban aportar a la casa después de tardes dedicadas a vender medias, bolsitas o hasta por pedir casa por casa, para poder comer.
Ramón supo desde siempre lo que era no tener nada, por eso, ya adulto, desplegó un denodado interés por hacer algo para poder cambiar la realidad de la gente de su barrio, el Obrero. Y aunque parezca superfluo, su acción transformadora comenzó por festejarle los cumpleaños a los niños. Y esto tiene una explicación:
Hace algunos días, en el diálogo que Ramón mantuvo con Telediario Federal, contó que en ese mundo de niño con responsabilidades de grande su sueño siempre fue tener una fiesta de cumpleaños. Afortunadamente ese sueño se había cumplido cuando tenía 8 años, y había llegado de la mano de una de las personas que cada día abría la puerta de su casa cuando él y sus hermanas tocaban el timbre con la esperanza de poder llevar a su propia casa algo para comer. Hace 30 años, Aranza Legaz era por entonces una joven universitaria y estaba convencida de que había para esos niños un mejor futuro, pero para eso había que ayudarlos. Preparar una torta con una vela, algunos bonetes con cartulina, guirnaldas y un improvisado festejo, fue parte de todo lo que hizo para que esos niños no perdieran la sonrisa, y principalmente, para que no se olvidaran de ser niños.
Y casi como sabiendo lo que luego vendría, se encargó de grabar con su cámara VHS esos momentos compartidos en el patio de una casa ubicada en la calle Newbery, por entonces, el lugar donde por un instante esos niños eran felices.

Con 36 años, hoy Ramoncito es un verdadero ejemplo por lo que hace cada día, ofreciendo su fuerza de trabajo a cambio de una cuantía que no tiene forma de medirse, porque es inmensa solidaridad. Pero es ejemplo también, porque cual Quijote luchando contra los molinos de viento, este changarín del Barrio Obrero que no ostenta más bienes que una cortadora de césped, demuestra que la vida puede ser dura y difícil, pero cada día se le puede dar batalla.

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