Recibió una beca para estudiar, fue escolta de la UNRC y ya es médica veterinaria

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PRENSA UNRC – Por su condición humilde, Myriam Pereyra recibió una beca de alojamiento en las Residencias Estudiantiles y otra de ayuda económica. Integró el cuerpo de abanderados de la Facultad de Agronomía y Veterinaria y ahora obtuvo el título de médica veterinaria
Desborda de alegría y convida a su paso abrazos inagotables a sus padres, a sus amigos, a sus docentes. No es para menos, termina de derrumbar una muralla más en su vida. No será, seguramente, ni la última ni la más importante, pero lo que acaba de lograr no es un bien de muchos.
Myriam Pereyra, de ella se trata, es una joven de 28 años que en la última colación de grado de la Universidad Nacional de Río Cuarto recibió su título de Médica Veterinaria.
Hace siete años, llegó a Río Cuarto proveniente de Naschel, un pequeño poblado de la provincia de San Luis de poco más de 3.500 habitantes, con la ilusión de estudiar, para dejar atrás una vida de restricciones.
Myriam es la única mujer de tres hermanos. Su madre es una sencilla empleada doméstica de toda la vida y su pareja, que ha sido “como un padre” para la joven, según ella misma lo define, fue desde siempre un albañil.
Ella les agradece repetidas veces, porque sabe mejor que nadie que son una mujer y un hombre de vida sufrida, de lucha por un ingreso escaso y en “negro”, a pesar de tantos años de trabajo, que a duras penas les permitió sobrellevar el día a día, cuenta Myriam. Pero cuando habla, sus palabras no dicen tanto como su rostro, que se conmueve por ellos y también se indigna por esa verdad que considera “injusta”.
Mientras tanto, Mary y Eduardo, a ellos se refiere, la esperan unos pocos pasos más atrás, flanco a flanco, juntos uno al otro, y observan de reojo con un semblante tan sensibilizado como huellado por los años ese mundo desconocido del Aula Mayor, donde su hija acaba de recibir su título profesional.
Myriam sigue agradeciendo, pero esta vez no sólo a sus padres, sino también a la Universidad Nacional de Río Cuarto. Es que, por su condición humilde, de no haber sido beneficiada por las becas de Alojamiento en las Residencias Estudiantiles y de Ayuda Económica que otorga esta casa de estudios, “nunca”, según admite, hubiese podido estudiar y mucho menos obtener un título profesional.
Comenta Myriam: “La experiencia fue muy gratificante, pero quiero decirles a los chicos, incluso a muchos que viven aquí en Río Cuarto, que el sistema de Becas de la Universidad es accesible y no hace falta tener un promedio de diez. Los chicos de bajos recursos tienen que saber que pueden estudiar en la Universidad, porque las exigencias son posibles de alcanzar”.
Myriam también fue escolta de la bandera de ceremonias de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, y ansía poder continuar como docente universitaria. No descarta gestionar una beca del Conicet y trabajar en la Universidad Nacional de Río Cuarto, porque “esta es mi casa, es mi Universidad”, afirma con pasión.
Por ahora, hace sus primeras experiencias profesionales en una Clínica Veterinaria de Villa Mercedes, San Luis, pero confiesa que desea tener su propia Veterinaria.

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