Logró sobrevivir al choque y luego corrió herida en medio de un bosque a temperaturas heladas hasta que llegó a una casa en donde la socorrieron. Ocurrió en Estados Unidos. Sangrando y sola, Sailor Gutzler, de siete años, acababa de sobrevivir a la caída de un avión en el que murió su familia. Caminó a través del bosque aproximadamente 1,6 kilómetros (una milla) con una blusa de mangas cortas, pantalones cortos y sin zapatos bajo temperaturas casi en el punto de congelación hasta que vio una luz a la distancia.
La iluminación a lo lejos la condujo a la casa de Larry Wilkins y tocó a la puerta. Wilkins salió y se encontró con una niña delgada, de cabello negro que lloriqueaba y se estremecía.