Psicología: Los hijos y las vacaciones con los amigos

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Llegan las vacaciones llenas de expectativas para toda la familia. El viaje ya estaba decidido, el lugar elegido, la cantidad de días y el presupuesto. Pero este año ocurre algo diferente. Tu hijo/a adolescente te dice: «Yo no quiero irme con ustedes de vacaciones, me quiero ir con un/a amigo/a. Con ustedes me aburro».
Es esperable que en la adolescencia, aproximadamente a los 17 años, las pautas y los valores transmitidos ya hayan sido incorporados por los hijos/as. Las vacaciones pueden ser el momento para demostrar cómo utilizan lo aprendido y cuán responsables pueden ser. De esta manera, desarrollarán las capacidades para ser sujetos autónomos.

¿Qué pueden hacer los padres?

– Deben saber con quién quieren viajar, adónde y en qué lugar van a hospedarse.

– Es muy importante comunicarse con los padres de los/as amigos/as, tener un encuentro para conocerlos, pensar y acordar juntos a qué lugar van a ir y en dónde van vivir esos días. Lo más recomendable sería un lugar conocido en el que ya estuvieron con la familia. Por lo general, los jóvenes eligen las ciudades de la Costa. Pueden alquilar un departamento o ir a un hotel (de tipo familiar). Los padres deben ayudarlos a elegir el lugar, que sea seguro, que tenga las comodidades que se ofrecen y, en lo posible, que esté en un lugar por donde circule bastante gente. Son los adultos quienes firmarán el contrato y pagarán el alquiler. No han faltado oportunidades en las cuales los adolescentes fueron estafados.

– Deben dejar clara la modalidad y la frecuencia para la comunicación. Hoy en día el celular es ideal para mantener un contacto fluido y rápido. Pueden pautar hablar todas las noches, algo así como dar una reseña de lo que hicieron en el día y qué van a hacer en la noche.

– Recordarles las pautas de conducta y los cuidados que deben tomar. Si la familia siempre ofreció un canal de comunicación fluido y respetuoso, seguramente sus hijos van a confiar y van a estar dispuestos a contar lo que hicieron sin temor a ser retados y/o reprimidos.

– Si conocemos a otras personas que están veraneando en el mismo lugar, es útil compartir las direcciones y dejar establecida una manera de contacto ante cualquier eventualidad. La idea no es que funcionen como detectives sino que estén cerca para alguna emergencia o para lo que necesiten.

– La salud: los/as adolescentes deben viajar con el carnet de su servicio de salud o conocer la dirección del centro de salud más cercano al lugar en el que van a establecerse. Ante algún problema, además de avisarles a los padres pueden acercarse al servicio médico y así no perder tiempo.

Es frecuente que en el verano los jóvenes se inicien sexualmente. Si en la familia esto fue hablado, deben asegurarse que lleven un método anticonceptivo para protegerse. A partir de los 14 años, pueden concurrir a la atención médica sin la compañía de un mayor de edad (Ley 25673). De ser necesario, la institución se comunicará con los padres.

– Cuánto tiempo dejarlos/as solos/as: cinco días y hasta una semana es un plazo más que suficiente para unas primeras vacaciones solos/as. Se pueden organizar antes o después de las vacaciones familiares. Cuando se produce el cambio, la familia podrá estar allí para conocer de cerca los detalles de donde van a estar sus hijos/as y con quienes vivirán.

– El manejo del dinero: es útil abrirles una caja de ahorro para que tengan una tarjeta de débito y así pagar o extraer dinero sin llevarlo encima. De esta manera la familia podrá saber cuánto dinero se gasta, con qué frecuencia y en qué. Esta modalidad resulta cómoda y rápida para depositar más dinero, si fuera necesario.

Fuente: Suplemento Vida Sana

  Horacio Vivir Mejor

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