Obesidad infantil

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En los últimos 30 años la obesidad surgió como un importante problema de salud pública a nivel mundial; es la primera ocasión en que una enfermedad crónica no transmisible es considerada epidémica.La Organización Mundial de la Salud (OMS) utilizó la denominación “epidemia global” para describir este fenómeno.
Estudios epidemiológicos publicados muestran la afectación de individuos cada vez más jóvenes. En países en vías de desarrollo, el fenómeno epidemiológico supera a los indicadores de desnutrición aguda.
América latina no está al margen de esta situación y es una de las regiones donde se describe el proceso de transición nutricional con mayor claridad.
Una revisión internacional sobre indicadores de desnutrición, sobrepeso y obesidad realizado en preescolares  parala OMS, muestra quela Argentina es uno de los países latinoamericanos con mayor sobrepeso y obesidad; esta última alcanza el 7,3% en niños menores de 6 años.
Las enfermedades metabólicas cardiovasculares, pulmonares, traumatológicas, psicológicas y algunas formas de cáncer, asociadas con la obesidad del adulto, tienen su comienzo en la infancia.
El estallido mundial de la prevalencia de obesidad infantil es paralelo al aumento de la prevalencia de síndrome metabólico (hipertensión arterial, dislipemias, insulinorresistencia) y diabetes tipo 2.
Adicionalmente se considera que la obesidad abdominal es la manifestación más prevalente del síndrome metabólico, tanto en niños como en adultos y se asocia con riesgo cardiovascular.
Existe asociación entre el sobrepeso y factores de riesgo cardiovascular que se confirma con una mayor prevalencia de hipertensión arterial en los niños con sobrepeso y obesidad en comparación con sus pares de peso normal.
Las cifras enla Argentina muestran valores que rondan el 30% de niños con sobrepeso.Las variables asociadas al sobrepeso y descriptas en la bibliografía se centran en el sedentarismo y el deterioro de la calidad alimentaria.
La prevalencia de hipertensión arterial sistólica en niños obesos  es 5 veces superior a la hallada en niños con normopeso y 2,5 veces mayor que en niños con sobrepeso.
La relación entre hipertensión arterial y obesidad en niños y  jóvenes, y entre el resto de los componentes del síndrome metabólico y obesidad, ha sido comunicada en el estudio Bogalusa, una de las primeras investigaciones que asoció la obesidad con su comorbilidad futura asociada a factores de riesgo cardiovascular. En dicho estudio, los niños con sobrepeso mostraron 4,5 y 2,4 veces más posibilidades de tener cifras elevadas de tensión arterial sistólica y diastólica, respectivamente.
La circunferencia de cintura es un indicador antropométrico de gran utilidad, cuyo valor ha sido el de su asociación con el riesgo cardiovascular y los trastornos metabólicos. En adultos está bien establecido que una distribución grasa predominantemente central se asocia con un elevado riesgo para la salud.
Estudios recientes en niños muestran asociación con patrones desfavorables de las concentraciones de lipoproteínas séricas y de presión arterial. La adiposidad y los factores de riesgo cardiovascular son arrastrados durante la infancia hacia la adultez. En Inglaterra, se realizó el seguimiento longitudinal de una cohorte de escolares de 11 y 12 años; se observó que tanto el sobrepeso como la centralización adiposa se mantenían a lo largo de los 5 años que duró el estudio. Los resultados indican que el sobrepeso y la obesidad establecidos antes de los 11 años de edad, tienden a persistir en el tiempo, lo cual apoya la necesidad de intervención temprana.
En un estudio reciente sobre las consecuencias cardiovasculares de la obesidad infantil, se observó que los niños obesos pueden tener complicaciones cardiovasculares a corto plazo, que incluyen cambios estructurales, funcionales y hemodinámicos en el corazón y los vasos sanguíneos. Muchos de estos cambios se interrelacionan y algunos están mediadospor anormalidades metabólicas asociadas con la insulinorresistencia. Asimismo, los niños obesos hipertensos tienen más riesgo de tener hipertrofia ventricular izquierda y la prevalencia de síndrome metabólico aumenta con la gravedad de la obesidad. El 50% de los niños y adolescentes gravemente obesos tienen síndrome metabólico.
El tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles del adulto ocasiona altísimos costos en salud pública. Las estrategias preventivas deberían considerarse en la infancia y la adolescencia, siendo éste un período de ventana desde el punto de vista de costos y oportunidad.

Dra. Viviana Molezun
(M.P. 21060) 

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