Síndrome de apneas obstructivas del sueño

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Este problema de salud se presenta como su nombre lo sugiere durante las horas de sueño, pero tiene muchas y serias consecuencias sobre la calidad de vida durante el día y sobre el estado de salud de la persona afectada.
Se trata de un trastorno del sueño, que hasta no hace mucho tiempo no era apreciado en su verdadera magnitud, tanto por la extensión del problema como por la profundidad de su impacto sobre la calidad de vida y la salud del portador de esta enfermedad.         Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el síndrome de apneas obstructivas del sueño afecta del 2% al 5% de la población general, con una prevalencia un poco superior en el hombre que en la mujer.
En términos simples, se trata de un trastorno que ocurre mientras la persona duerme, por una serie de factores, uno de los más claves es la obesidad, se produce una obstrucción o un cierre de la vía aérea alta, a nivel de la hipofaringe inmediatamente por arriba de la laringe. Esto se produce por un colapso de las paredes de la vía aérea como consecuencia de la presión negativa intraluminal provocada por la actividad de los músculos inspiratorios combinado con una reducción del calibre de la vía aérea que aumenta la resistencia al flujo aéreo.
Estas obstrucciones que por definición deben durar más de 10 segundos para ser consideradas como patológicas, algunas veces pueden extenderse por más de 40 segundos. En condiciones normales no deben presentarse más de 5 veces por hora de sueño, pero si lo hacen más de 30 veces por hora ya constituyen un cuadro severo.
Cada vez que ocurre una obstrucción, a partir de ahora las llamaremos “apneas”, se produce una caída en el nivel de oxigenación que el cerebro registra y reacciona provocando una contracción de la musculatura faríngea para abrir ese conducto de aire que es la vía aérea. Pero esa intervención del cerebro en la respiración produjo una activación del sistema nervioso central y por lo tanto un “despertar” que no llega a ser conciente para la persona afectada, pero es suficiente para interrumpir el sueño e impedir que éste llegue a las etapas más profundas que son necesarias para un descanso reparador. Por lo tanto, esta desorganización del sueño provocada por esos “microdespertares” es la responsable de muchos de los síntomas de este síndrome que nos ocupa hoy.          Además, cada uno de los “microdespertares” se acompaña de una descarga de adrenalina desde las glándulas suprarrenales hacia la circulación sanguínea; cuando esto se repite más de 30 o 60 veces por hora de sueño se traducen en efectos sobre el sistema cardiovascular, cerebrovascular y metabólico. De aquí se desprenden los síntomas de este síndrome, que son, entre los más destacados, los ronquidos, las pausas respiratorias y ahogos durante el sueño, pesadillas o sueño agitado, sueño excesivo durante el día, cansancio, cefalea matinal, irritabilidad, dificultad de concentración, pérdida de la memoria, cambios en el humor, etc.         También, como ya se dijo, se producen efectos sobre el corazón y la circulación, a saber, hipertensión arterial, arritmias cardíacas, insuficiencia cardiaca, mayor riesgo de infartos de miocardio, mayor propensión a tener diabetes, mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares, aumento del riesgo de accidentes de tránsito, laborales o domésticos.
Sin embargo, todo este pandemonio desatado por este trastorno del sueño se corrige fácilmente y con una eficacia tal, que la persona afectada recobra una calidad de sueño y una calidad de vida que en la mayoría de los casos, hacía mucho que la habían perdido.
El tratamiento consiste en un aparato, conocido como CPAP, cuyas siglas en inglés significan Presión Positiva Continua en la Vía Aérea, que justamente produce a través de un generador de flujo de aire conectado a la vía aérea por una máscara ajustada sobre la nariz de la persona en cuestión, una presión positiva de aire que impide el colapso de la vía aérea durante la respiración. La columna de aire generada por este dispositivo produce como un “entablillado” de la vía aérea que se opone a las fuerzas que tienden a cerrar la vía aérea en ese sitio lábil que se situa desde el velo del paladar blando hasta la faringe inmediatamente por encima de la laringe.

Dr. Mauricio J. Eceiza
Neumonólogo (ME 10855)

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