Cuando lo dejaron se empezó a quejar pero no hablaba, no podía ni pedir auxilio

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En una nueva audiencia del juicio por las torturas y crímenes en el penal de La Plata, donde asesinaron al poeta riocuartense Alberto Pinto, el testigo Héctor Areas recordó los véjamenes a la víctima fatal.
Dijo que cuando ingresó Pinto recibía insultos y golpes de las autoridades del penal. «Parecía autista por su actitud de no responder» expresó, aspecto que llevó a que cinco penitenciarios le pegaran con los “botines” sobre el cuerpo inerte, sin reacción alguna.
Fue tal la atrocidad que varios detenidos gritaron “basta” ante el hecho, y solicitaron con urgencia la presencia de médicos.
“Cuando lo dejaron al compañero se empezó a quejar pero no hablaba, no podía ni pedir auxilio”, señaló.
Algo que le quedó marcado a Arias fue la cara de un imputado. Es que según lo declarado el machado Fernández entró a su celda y le pegó junto a otro penitenciario porque lo “engancharon” viendo lo sucedido.
El compañero se quejó toda la noche. A la mañana siguiente vino el recuento y no se lo escuchó más. “Pensé que lo habían llevado al médico”, fuero las palabras de Arias.
De quién hablaba era de alguien nombrado en distintas oportunidades durante el juicio: Alberto Pinto.
“Nos enteramos a los cinco meses que había muerto. Sin duda era por eso, por los terribles golpes recibidos”, expresó sobre la víctima que además sufría de epilepsia.
Según lo que precisó Pinto no tenía respuesta, no hablaba, tenía quejidos roncos que le taladraban la cabeza al resto de los detenidos. “Se había cagado y le tiraron agua” sentenció al respecto.
Arias estuvo hasta el 9 de julio de 1981 en la Unidad 9. Cómo última reflexión ante los presentes, exclamó: “Esto que dije lo tuve guardado 32 años y soy la voz de Pinto que reclama justicia”.

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