Sudáfrica 2010 – Las prostitutas de Sudáfrica piden una zona roja para el Mundial

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Lo que podría convertirse en el negocio del siglo para las prostitutas sudafricanas parece que tendrá gusto a poco. Al menos, eso es lo que piensan la mayoría de ellas que han llegado a protestar frente a la Corte Suprema en Ciudad del Cabo y han exigido que se las proteja y ayude durante el Mundial, en vez de perseguirlas y criminalizarlas.

Según informa hoy la prensa sudafricana, las trabajadoras sexuales de Joburg (Johannesburgo) se quejan de la falta de apoyo de las autoridades. El miedo al sida, a la violencia en las calles y a ser detenido por pagar por sexo alejará a los turistas y visitantes y la bonanza que se supone podría traerles la Copa del Mundo será sólo un sueño.

Con el triste récord de ser el país con más infectados de HIV del mundo (unos 5,7 millones), el gobierno pensó que el Mundial era una excelente oportunidad para una megacampaña en contra de la enfermedad. Pero las prostitutas se quejan y alegan que tantos mensajes negativos en contra del sexo casual les ahuyentan clientes. Ellas aseguran y repiten que se puede tener sexo seguro y casual de todas formas.

Para eso, reclaman una zona roja en la que puedan ejercer la profesión sin temor a ser perseguidos, ni ellas ni sus clientes.

«A los extranjeros y turistas no les gusta andar por las calles buscando chicas», le dijo Mudiwa, una prostituta oriunda de Zimbabwe al diario Business Day.

«El gobierno necesita crear un espacio seguro para nosotras, para que los clientes sepan dónde encontrarnos. Cuando una entra en un auto se arriesga a no volver a ver su hijo de nuevo», se quejó, con los problemas de seguridad personal que sufren cada día en mente.

Algunos políticos apoyan la medida, que ya fue implementada en el Mundial de Alemania 2006, pero no han sido escuchados aún. Por ejemplo, en Ciudad del Cabo han hecho todo lo contrario y salieron en brigadas a limpiar las calles. Tolerancia cero es el lema.

Para la investigadora experta en temas sexuales, Marlise Ritcher, el Mundial era una verdadera oportunidad para cambiar las leyes y despenalizar la prostitución, tal como hizo Alemania en el Mundial pasado. Pero las ciudades anfitrionas se mantienen pegadas a la idea de la ilegalidad y no han preparado planes para proteger a estas mujeres de posibles clientes violentos. Lo máximo que se logró fue que ciudades como Johannesburgo ponga preservativos al alcance de todos.

«No podemos darles un refugio porque eso significaría ser parte de la criminalidad. No podemos ser una república bananera que crea leyes por un evento que dura un mes», se defendió Sibongile Mazibuko, la mujer que está cargo de Johannesburgo en lo que se refiere a la Copa.

Las opciones que tienen las prostitutas sudafricanas son los burdeles, casas en los suburbios o departamentos alejados, proxenetas y cafishos. A otras, no les quedará más remedio que animarse a las calles y esquivar a la Policía. «Van a abusar de nosotras, van a detenernos y en las comisarías van a obligarnos a tener sexo con ellos o nos van a pedir coimas», aseguró una de ellas.

Mientras, algunas -sobre todo las que llegaron desde países vecinos sólo para el Mundial- se esperanzan con poder recaudar en una semana lo que ganarían en un año.

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