Un triunfazo o una “pirateada”. No hay otras maneras de definir la victoria de Belgrano en Floresta, ante All Boys, por 1 a 0. Es cierto que no tuvo el fútbol bien jugado que venía distinguiendo al equipo de Jorge Guyón y que, durante buena parte del partido, el único argumento del Pirata fue refugiarse cerca de Juan Carlos Olave para cuidar como sea la diferencia; pero nadie discute que los componentes numéricos y anímicos de los tres puntos, a esta altura, son primordiales.
La de Floresta fue una “batalla” que Belgrano supo ganar porque tuvo en su arquero y en la zaga a los grandes gladiadores para defender el resultado, con el sustento del resto del equipo que renunció, incluso, a la chance de cambiar ataque por ataque que el partido ofreció en el segundo tiempo. La “diosa fortuna” -también hay que decirlo- ayer estuvo de su lado.