Ser y trascender

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Hay veces que una persona se cuestiona sobre el sentido de la vida, pero ésta sólo lo tiene si se la vive con el esfuerzo de cada día por querer ser feliz y hacer partícipe de esa felicidad a las personas que uno más quiere. Para esto es necesario el amor, ya que van de la mano con la felicidad en un plan de vida que apunta a formar un matrimonio donde el objetivo es hacer trascender el amor a través de la creación de un nuevo individuo como fruto de ese amor, lo que quiere decir es que aunque las personas mueran lo verdaderamente bueno de ellas no. De esta manera hizo alusión el rabino Sergio Bergman sobre la importancia de la familia como la célula de la sociedad en su espectacular discurso en nuestra Rural.

Así como sucede con esto pasa con las buenas ideas, porque como padres y personas en este mundo debemos compartir lo que pensamos y una forma es a través de la enseñanza, ya que es una manera de que aunque las personas mueran las buenas ideas no.

Pero… ¿a qué nos referimos con buenas ideas? Son aquellas que surgen desde lo más profundo del corazón que apuntan al bien común. Es nuestro deber como jóvenes capitalizar esas buenas ideas que nos inculcan nuestros padres y maestros de la vida ya que nosotros somos el objetivo de ellos y sólo debemos hacer que esa enseñanza trascienda para mejorar el mundo en que vivimos, porque somos la herramienta de cambio, y como dice el rabino: “depende de nosotros qué latinoamericanos queremos ser”. Creemos que debemos diferenciarnos de la generación de nuestros padres a quienes les enseñaron a no meterse en asuntos del deber cívico, como siempre remarca Bergman. El hecho de que funcione esto se da en la medida que estemos dispuestos a ser un factor de cambio y de que comencemos a cambiar como argentinos para poder cambiar a la Argentina, y si lo empezamos hoy, probablemente se vea el cambio en la generación siguiente. La base de este cambio está en la educación, pero esta no es suficiente si se siembra en un terreno infértil, es por lo que los jóvenes de corazón son el terreno ideal para que la educación de sus frutos.

Como hemos visto, las cosas buenas trascienden, ya que las mejores ideas tienen su fin a largo plazo y es necesario ser paciente pero perseverante a la vez. He aquí  donde caen muchos en la desesperanza de que el mundo no va a cambiar, pero en realidad ellos son los que están perdidos antes que el mundo. Aquí también juega la ecuación del “ser vs. el tener”, porque depende de cada uno si queremos tener para ser felices, ya que como la felicidad no se la tiene sino que se la obtiene seguirán en la búsqueda de la misma sin poder encontrarla. Por eso se es feliz y en la medida que uno quiera escuchar su corazón y actúe con amor. Esa persona tiene la capacidad de transformar cualquier infierno en un paraíso, un requisito fundamental para no perder la esperanza, porque el paraíso está y depende de cada uno que exista el maravilloso lugar donde habitamos y nos desarrollamos como personas para ser y hacer felices.

Quienes puedan soñar, tener un ideal, una visión y una utopía se los llama jóvenes, porque el sentido de esto es serlo desde el espíritu. Es en quienes la educación dará sus frutos, pero hay que encaminar ese espíritu a través de modelos, de esperanza, pero por sobretodo para que el cambio ocurra es necesario poner en marcha el motor del cambio: el amor.                      

Malcom Azcurra Moriena (Ateneo Juvenil SRRC)                                                      

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