Hoy se presentan los volúmenes dedicados a la morfología y la sintaxis de la obra que guiará a los hispanohablantes. «Sos un ′flor′ de tipo», «mamases» como plural de mamá y «sos un banana» son algunas de las incorporaciones
La nueva gramática es una auténtica mina de oro, si uno quiere buscar ejemplos de la diversidad del español. En sus páginas conviven diminutivos como «ahoritica» y «tiernitico», aumentativos como «ladronzazo», plurales del tipo de «papases» y «mamases», femeninos como «ídola» y adjetivos como «reloco».
Cada capítulo de la Nueva gramática de la lengua española, cuyos dos primeros volúmenes (Morfología y Sintaxis) se presentan hoy en Madrid en un acto presidido por los Reyes de España, refleja el español actual del conjunto de países hispanohablantes, pero también sus variantes geográficas y sociales, difundió la agencia de noticias EFE.
Los primeros dos volúmenes de la gramática fueron publicados enese país el pasado 4 de diciembre, y ya se encuentran en el primer puesto de los libros más vendidos de no ficción. En la Argentina, se podrán conseguir los 200 ejemplares disponibles a partir del 15 de este mes, y otros 1.800 en enero. Costarán 690 pesos, informó el diario Clarín.
De acuerdo a los académicos que dieron forma a la Nueva gramática, el objetivo fue no censurar o rescatar una norma sino los usos lingüísticos extendidos entre los 400 millones de hispanohablantes del planeta.
Las incorporaciones
Si uno se adentra en las locuciones adverbiales, tropieza con que la expresión «en las chimbambas», más empleada en España que en América, pasa a ser «en las sínsoras» en el área antillana; y ve que en Cuba leen «de carretilla» y no «de carrerilla», mientras que en el habla popular del área andina, Colombia y buena parte de Centroamérica, lo hacen «a la fija».
Quien mata sin escrúpulos mata «sin ascos» en muchos países americanos, y quien camina con los pies desnudos va «a pie pelado» o «a pata pelada» en Chile, Centroamérica y zonas caribeñas.
«Salí poco menos que a la disparada», se dice en el área rioplatense con el sentido de «al momento» o de «precipitadamente», en tanto que «al cohete» significa «en vano» en El Salvador y en países próximos.
Cuando uno es poco propenso a pagar y va «de gorra», en El Salvador, Honduras y Guatemala va «de fai»; en este último país iría también «de grolis» y en Puerto Rico, «de cachete».
«Me lo sé de paporreta», dice Bryce Echenique en Magdalena peruana y otros cuentos, lo que en otros países se sabrían de memoria. Y «poner en berlina» es poner en ridículo en el español culto de Ecuador.
Emplear locuciones latinas da categoría a quien las usa, pero hay que tener cuidado con ellas, porque lo correcto es decir «motu proprio» y no «de motu propio», y también «grosso modo» y no «a grosso modo».
Tampoco conviene confundir la locución adverbial «ex abrupto» (repentinamente) con la salida de tono que supone un «exabrupto».
Al parecer, el sufijo diminutivo «-ico» va perdiendo fuerza, pero en algunos países andinos y en parte de Centroamérica y Caribe se desarrolló la variante «-itico/-itica: «ahoritica», «cerquitica», «pueblitico» y «tiernitico».
¿Y qué decir del sufijo -«ingo/-inga»? Resulta que tiene «gran vitalidad» en regiones andinas, tanto con adjetivos («quietingo», «friingo») como con sustantivos («casinga», «mesinga») y adverbios («ahoringa», «cerquinga»), se afirma en la Nueva gramática, publicada por Espasa en España e Hispanoamérica.
En el capítulo dedicado al género se recuerda que no es correcto decir «este hacha», «todo el hambre» o «poco agua», sino «esta hacha», «toda el hambre» y «poca agua», y se insiste en que los sustantivos masculinos de persona «designan todos los individuos de la clase o el grupo que se mencione, sean varones o mujeres».
Por lo tanto, es innecesaria esa costumbre tan extendida entre los políticos de decir «los ciudadanos y las ciudadanas», «los argentinos y las argentinas», «los peruanos y las peruanas», «los alumnos y las alumnas», etcétera.
El sustantivo «fiscal» es común en cuanto al género (el fiscal/la fiscal), pero se registra también «la fiscala» en Paraguay y en algunos otros países hispanoamericanos. Y no es correcto decir «miembra», por mucho que algún político se empeñe.
«Jueza» está extendido en Chile, en parte del área rioplatense, Caribe continental y Centroamérica, y se prefiere «la juez» en España, México o Perú.
Hubo un tiempo en que se usó «cónsula» como mujer del cónsul, pero hoy se dice «el cónsul» y «la cónsul», aunque en varios países americanos emplean «consulesa».
A las mujeres poetas no les suele gustar que les llamen «poetisa», y rechazan esta variante quizá porque «lleva a veces asociada la connotación de ′poeta menor′».
En las áreas chilena y rioplatense dicen «sos ′un flor′ de tipo» porque utilizan «flor» como común en cuanto al género. Y en la lengua juvenil de estas mismas zonas se extiende el femenino «ídola».
Y cuando de plurales se trata, las veintidós Academias de la Lengua Española, autoras de la Nueva gramática, recuerdan que están muy desprestigiados los «sofases» y «cafeses».
Sin embargo, en zonas rurales de algunos países americanos, se registran «papases» y «mamases».
En el lenguaje publicitario actual se extiende el prefijo «-tele» para designar lo que se entrega a domicilio: «telebocadillo», «telepollo».
Y entre los jóvenes del área rioplatense se dan adjetivos inusitados en otras zonas, como «regrande», «reloco» o «relindo».
Estas palabras tienen su origen en citas y ejemplos de 3.767 obras literarias de los más reconocidos autores, además de 3 mil frases de diarios y revistas. Una de las fuentes, curiosamente, es Diego Armando Maradona, a quien se le atribuye el término «banana» para identificar a una persona «tonta, boba, muy voluble». «Los que vienen y se quieren hacer los ′bananas′ conmigo» fue la cita elegida.