Inconsistencia fiscal y futuro ajuste

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Enrique Szewach describe el actual modelo económico de los Kirchner como “Plata intensivo”. Esto es, hace falta una permanente caja para llevar adelante sus políticas de cooptación y clientelismo. Por eso se elevaron los impuestos a un nivel asfixiante. Luego se fue contra el campo, luego se aumento la alícuota del impuesto inflacionario, luego se apropiaron de los fondos de pensiones, ahora está la reforma del monotributo, sospechan de futbolistas, se controlan transferencias y todo se resume a una búsqueda insaciable de plata para la caja del Gobierno.

      Del otro lado, la economía está sin inversiones. Si la economía no funciona no hay ventas ni rentabilidad. Los impuestos se pagan una vez que el capital ha completado su ciclo de negocios. Parece que no se percibe que la producción es en sentido lógico previa a la redistribución. Que primero tiene que haber una producción pujante para cobrar impuestos y luego redistribuir. Para eso hacen falta inversiones rentables. Por eso asombra que se demonice a la rentabilidad como lógica del movimiento y luego se sacralice el empleo público como si fuera este último el motor de la dinámica macroeconómica y la productividad. El problema es que en Argentina no hay confianza. La prueba está que el ahorro domestico es superior al 27 % del PBI pero la inversión es del 23 %.

     Si se piensa que la relación producto capital orilla el 0,3 o sea que se necesitan tres pesos de inversión por cada uno de producto, que alrededor de 9 % de la inversión representa amortización de equipos usados, que la depreciación moral por la velocidad de la innovación actual tecnológica acelera la depreciación y que si se le saca a la inversión lo necesario para la ampliación de capital, esto es dar cuenta de los nuevos ingresantes al mercado laboral, queda claro que no hay posibilidades de crecer mucho más allá del 3 %. Sin embargo, el gasto público crece muchísimo más que eso y que la propia recaudación. Por eso en el futuro habrá que buscar alguien que haga el trabajo sucio y provoque el ajuste necesario. De ahora en más lo que se verá es la estrategia del Gobierno por no probar su propia medicina. Esta es la razón por la cual el presupuesto muestra que no habrá aumentos para salud ni para la investigación en un momento en que el propio Gobierno reconoce que Aerolíneas pierde 200 millones mensuales. Es el camino al infierno no al progreso.

     Hay que decirlo entonces con todas las letras, la situación fiscal en los últimos meses se ha deteriorado. Hay fuertes vencimientos de deuda después del 2014. Todo eso recaerá en la próxima administración presidencial. El futuro Gobierno en el 2011 debe saber que estamos en un sendero insostenible y que la alternativa será o el ajuste o la inflación para licuar el gasto. Llegará un momento en que las tarifas y los precios se van a sincerar porque los subsidios no estarán disponibles. Los Argentinos hemos escuchado demasiadas veces que la inflación se resuelve con más producción y es lo que nos dicen ahora. El problema es que para producir más hay que invertir más y hoy como se dijo el ahorro termina no en inversión sino en atesoramiento. Eso debe quedar claro ahora. La responsabilidad será de quien montó este esquema fiscal inconsistente y no de los futuros administradores del país. Lo triste sin embargo es que los ajustes inflacionarios los paga la gente más pobre y más humilde como siempre. Hay que recordar que la mayoría de los pobres en Argentina son niños. Por eso mientras Argentina prepara un mazazo sobre sus cabezas mientras se habla del ingreso universal por hijo, en Brasil en cambio se ha llevado la doble escolarización y la educación integral a las villas miserias y en Uruguay ya se garantizado a todos los niños una computadora portátil a cada uno. En unos años las diferencias de resultados serán abrumadoras y aquí la inflación habrá borrado la ayuda a las familias en la hoguera de la inflación.

Dr Roberto Tafani

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