La desigualdad de la salud en el mundo

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No obstante que la mortalidad infantil se ha reducido, los objetivos están remotamente lejos de plasmarse. Los sufrimientos no transmisibles son los que más matan en todo el mundo. El 43% de los africanos es menor de 15 años, frente al 18% de europeos de esa edad. La expectativa de vida es de ochenta y seis años en Japón, pero tan sólo 39 años en Sierra Leona. Aunque más optimista, el nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) continúa despidiendo referencias conmovedores sobre las desigualdades no sólo en la esperanza de vida -capitaneada por el aludido país asiático y cumplida por el africano- sino en variados espacios de carácter elemental, como el acceso a agua potable o a asistencia médica.

 Los hombres que más cumpleaños celebran son los nativos de San Marino, con una media de 81. Y, en cuanto a las mujeres, son las japonesas las que más velas soplan, hasta 86, representando la cifra más alta de todo el mundo. En la otra cara de la moneda aparece Sierra Leona, con una esperanza de vida que no llega a los 40 años, en el caso de los hombres. O Afganistán, donde ellas no suelen vivir más de 42 años. La OMS exhorta en que el escenario sanitario mundial está mejorando pero, ante el paisaje de semejantes datos, no parece que sea suficiente. «Está claro que se necesita realizar un mayor esfuerzo para robustecer los sistemas sanitarios en los países con altos niveles de VIH/sida, dificultades económicas o conflictos armados. Y es más hay que prestar especial atención a los grupos más pobres, presentes en países con un progreso que suele ser el más lento y con tasas de mortalidad infantil que permanecen altas». explica Ties Boerma, director del departamento de Estadística Sanitaria e Informática de este organismo. De hecho, un 40% de los 58 millones de fallecimientos reconocidos durante el año 2007 y un tercio de los años de vida saludable perdidos cada año en todo el mundo, son consecuencia de ¡riesgos prevenibles! Esto es, una mala nutrición del bebé, peso impropio del bebé, carencia de purificación, experiencias sexuales de riesgo, consumo de tabaco, desnutrición.
La mortalidad infantil en comparación con 1990, que es la cifra base que toma la OMS para calcular estos cambios poblacionales, la mortandad entre menores de cinco años se ha reducido marcadamente: nueve millones en 2007 frente a los 12,5 de entonces. Sin embargo, la cifra sigue bastante lejos de uno de los objetivos del milenio, que pretende reducirla en dos terceras partes en el año 2015. «Se estima que un 37% de las muertes infantiles se produce durante el primer mes de vida y, de ésas, la mayoría sucede en la primera semana» apunta la OMS. Aunque aún insuficiente, sobre todo en algunos países del continente africano, esta mengua responde a la ayuda de los sistemas sanitarios y a la puesta en marcha de disímiles decisiones. Según la OMS, resultan concluyentes las mosquiteras tratadas con insecticidas, las terapias de rehidratación o el mayor acceso a vacunas y a agua potable.
En cuanto a las enfermedades no infecciosas, el informe presta especial atención a los cambios en las causas de mortalidad. Las enfermedades infecciosas, si bien continúan desempeñando un papel protagonista, ya no son la causa principal de muerte en el mundo. Su lugar lo han ocupado las no transmisibles. «A medida que la fecundidad disminuye, los ingresos aumentan, las poblaciones envejecen y se urbanizan, los perfiles epidemiológicos también cambian, con una participación creciente de las enfermedades no transmisibles, los accidentes y otras causas externas en la carga de morbilidad», expresa el documento.
Enfermedades cardiovasculares, cánceres, problemas respiratorios… Estos trastornos no infecciosos suponen seis de cada 10 muertes. Los traumatismos y las «afecciones contagiosas o nutricionales» son responsables del resto de fallecimientos.
Más mortalidad, mayor crecimiento poblacional como era de esperar, África se mantiene a la cabeza del crecimiento poblacional: su tasa es 10 veces superior a la de Europa. En 2007, por término medio, cada mujer [africana] tuvo unos cinco niños, frente al promedio de 1,6 niños en el continente europeo. Por otro lado, la OMS recalca que las regiones con mayor tasa de crecimiento suelen ser, además, las más jóvenes. «En África, el 43% de las personas es menor de 15 años, frente a sólo el 18% en Europa y el 28% a escala mundial». Este escaso envejecimiento en África -mueren en torno a los 40 años-, junto con las todavía altas tasas de mortalidad infantil y maternal, muestra una vez más la necesidad de incrementar los esfuerzos. «Los retos pendientes son los que nos presentan los sistemas sanitarios débiles, los relacionados con las enfermedades crónicas y no infecciosas, y las amenazas sanitarias emergentes, como las pandemias o el cambio climático», concluye Ties Boerma. .
DR EDUARDO MEDINA BISIACH

 

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