Política de personajes y no de partidos

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El fin de semana que viene votaremos. ¿Que se vota? En esta ocasión apenas personajes. No hubo internas. Hubo acuerdos partidarios. A Accastello lo elige Kirchner. A Mondino lo elige Schiaretti.  Juez se elige a sí mismo y a Mestre la convención del partido radical. ¿Que significa todo esto? Que una vez más los partidos retroceden y la democracia se resiente. No hay discusiones de plataformas diferentes. No se ven agendas en oposición. El debate mostró apenas grandes eslogans que todos compartían (menos pobreza, más institucionalidad, mejor Indec, etc, etc)  ¿Cuál es la diferencia entonces entre todos estos candidatos que no han permitido la participación de los afiliados partidarios? ¿Cuál es el sentido de votar a uno y a otro cuando nada garantiza desde una plataforma que los candidatos deberán cumplir con lo que el partido propone?  Aquí todo queda librado a conductas individuales. Algunas menos creíbles que otras. Queda claro que será dificil el control de gestión posterior. Si no se sabe a que se va, menos se puede reclamar por la ausencia de resultados cuando estos son desde el inicio desconocidos.

Por ejemplo, resulta increíble que alguien como Accastello que representa a Kirchner con lo que este hizo para centralizar el manejo de los recursos hable de coparticipación inversa.  Un candidato que representa una práctica unitaria y discrecionalidad en el manejo de los recursos sostiene ahora que tienen que recaudar los municipios y luego coparticipar a las Provincias y a la Nación. Los televidentes seguramente sintieron que tal propuesta de hacer lo inverso a lo que se hizo hasta ahora desde el Kirchnerismo es apenas una broma hipócrita. Por lo tanto se ve aquí como las propuestas aparecen como meros eslogans de los consultores políticos que hacen las campañas.
De Mondino que decir. Seguramente que no representa a gran parte del Peronismo que  siente quedó afuera de la selección de Schiaretti. Que nota que Schiaretti no ha logrado unificar la corriente. Que no ha sido un sucesor de la talla de De la Sota. Que en definitiva más que una representación orgánica del partido peronista, en Córdoba se repite lo que se critica a nivel nacional. Que se elige dentro de una mesa chica. Que seguramente no habrá una estructura que sustente el control de las acciones que se tomen en el futuro. Una posición de defensor del pueblo por más mérito que haya acumulado no puede reemplazar la voluntad y la participación de los afiliados peronistas. Para muchos la cara de Mondino apareció por primera vez en los posters. Nada de eso habla de trayectoria ni de legitimidad suficiente. Apenas un recien llegado desde la tercera linea y no desde la voluntad de la mayoría en la pelea de la interna partidaria.
Si le agregamos a las dos lineas peronistas anteriores la de Rodriguez Saa con su aparente intrascendencia en las preferencias del electorado Cordobés todo induce a pensar que esta elección refleja la libanización que es hoy el propio peronismo donde todo cabe, desde el neoliberalismo Menemista al unitarismo Chavista  de la conducción peronista nacional. La Argentina sin embargo no puede vivir sin el Peronismo. El movimiento que sella su propio derrotero. Esta es una oportunidad para mostrar que el Peronismo será como un Ave Fenix que renazca de las cenizas Kirchneristas. Muchos esperan que el aire fresco venga de quienes entienden el país, no enfrente a nuestros agricultores, respete la alternancia en los períodos y tenga experiencia en Gobernar. De la Sota y Reutermann suenan interesante. No son como Scioli que abordaron la política desde el permanente travestismo (ex Menemista-Ex Dualdhista-actual Kirchnerista)  o la adhesión a las candiaturas testimoniales por sujetarse a la voluntad de su jefe de turno. El Peronismo todavía tiene reservas para abrevar. 
Juez es un caso aparte. Seguramente será Senador.  Tiene que revalidar lo que los Cordobeses sienten y quieren. Limpiar las dudas que dejó su intendencia. No volver a defraudar la esperanza que se tiene en él así como se tuvo al ser electo intendente. Tiene otra gran oportunidad.  La gente le dará el cheque en blanco que el candidato busca. Esto por su esfuerzo de dos años recorriendo la Provincia. Por el valor que se reconoce a alguien que no se achica ni aún ante la posibilidad de haber perdido por un fraude. Esto puede ser el trampolín de Juez a la Gobernación de Córdoba, o la última oportunidad de que se crea en él. El proclama la esperanza. Si la defrauda será difícil remontar otra vez una política que le fue esquiva. Pero que Juez no se equivoque. Nadie olvida el pasado y todos querrán ver sus resultados. Muchos sienten, que tal vez, fuera de una posición ejecutiva, su discurso sirva al Federalismo. Sin embargo, hay cosas claras en la memoria Colectiva. Juez viene del peronismo, se casó con un radical (Giacomino) apoyó al Kirchnerismo, se sintió despechado y se volvió “independiente”. Pregona la discusión y los acuerdos pero se niega a hablar con sus pares candidatos. Un rebelde que se controla a sí mismo. Que desoye a sus propios asesores. Que confiesa que asumió la intendencia Cordobesa sólo y sin equipos. Que recién ahora tiene personas en quien delegar. Es sin duda “el personaje” de la política actual pero debe afrontar un riesgo siempre latente en la política Argentina: hay demasiados fracasos partidarios construidos sobre el personalismo político (Recrear y Lopez Murphy,  el Frepaso y Chacho Alvarez, Acción por la República y Domingo Cavallo) y Juez debe probar que es capaz de superar esta restricción construyendo en realidad algo que perdure más allá del personaje de turno.
Esto nos lleva al último candidato. A Ramón Mestre. Un joven inexperto que (según La voz del interior) quedó en lágrimas ante la crítica a la gestión de su padre y no comprende que cuando se vive con lobos hay que aprender a aullar. Que viene sin embargo de un partido tradicional. Que no hizo internas. Que nuevamente como el peronismo se personifica en alguien que en este caso porta apellido. Que sin tener sin embargo la ambivalencia de Juez en su origen por permanecer en su propio partido y pelear desde adentro de él muestra la misma tendencia a ser el personaje radical del momento. Está claro que no hubo dentro del partido demasiada chance para renovar en base a propuestas. Sin embargo Mestre representa la renovación de un partido desde la franja juvenil. No tiene prontuario que lo condene. No participó en casamientos ni en divorcios políticos. No construye desde el rencor ni la bronca de la traición de sus propios militantes políticos. Representa así tal vez la figura que se pudo conseguir en un partido que aparece fragmentado en todo el país. Antes el radicalismo se casó con el peronismo (Lavagna). Ahora quiere recuperar el rumbo de ser un partido parado sobre sus propios pies.
La cuestión en definitiva pasa por responder ¿quien se mantendrá independiente de Kirchner? ¿Quién garantiza una república que respete la división de poderes y no haga del Congreso apenas una escribanía? ¿Quién nos garantiza una república donde el Ejecutivo no someta ni al Congreso ni tampoco al poder Judicial?, ¿Quien garantiza una república Representativa y Federal?, ¿Cómo haremos para no volver al pasado donde desde una Provincia agrícola Ganadera nuestros representantes le dieran la espalda para mirar los encantos y el brillo que emanaba desde el ejecutivo nacional?, ¿Quién nos garantiza que el Federalismo pueda resurgir de las cenizas del Peronismo Kirchnerista? Esas son las preguntas que deben guiar nuestro voto. El próximo fin de semana debe surgir un nuevo escenario político donde haya acuerdos, consensos e inteligencia interactiva con candidatos que representan mucho más un personaje propio que estructuras partidarias estables y con programas a largo plazo. Toda una paradoja. Sin embargo es la oportunidad de participar que tenemos y no olvidar lo que nos pasó aquella madrugada del voto “no positivo” de Cobos. Cuando después de interminables luchas en las rutas se buscaba revertir el facilismo con que se había encarado la práctica crítica de la política anteriormente. Que nadie se lamente después si no piensa ahora. Que no venga aquello de que “yo no lo voté”. 

Dr Roberto Tafani.

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