Estamos a casi un mes de las elecciones. Todo da vueltas alrededor de personajes y no de propuestas. Desde el oficialismo se afirma que cambiar el rumbo sería volver al 2001. Esa afirmación no tiene asidero alguno.
1) La crisis del año 2001 se enmarcaba en 3 años de recesión continuos. La caída de la actividad había comenzado en el tercer trimestre del año 98. Al mismo tiempo la economía tenía un problema de endeudamiento debido a las obligaciones que habían tomado las Provincias con el sistema bancario Argentino, algo prohibido hasta 1996. A inicios del 2001 los tenedores de bonos desconfiaron que las obligaciones de las Provincias serían respetadas. En Julio la crisis se manifiesta cuando el mercado pedía 16 % anual de interés. El Gobierno reaccionó con la ley de déficit cero que no calmó a los mercados. Finalmente la falta de apoyo del FMI para reestructurar la deuda terminó potenciando la crisis.
2) En el 2009 el país viene no de tres años de recesión sino de 6 años de crecimiento. Hubo además un proceso de desendeudamiento. La deuda total sobre el producto bruto interno Argentino que era de 62 % en el 2001 y del 153 % en el 2002 bajó al 48 % en el 2007, y no hay crisis de financiamiento para los pagos que deben realizarse en lo que resta del año.
3) La crisis internacional parece empezar a ceder. Si bien nadie afirma que volveremos a períodos de crecimiento internacional como entre los años 2003 y 2007, aún los más pesimistas de los analistas como el economista Nouriel Roubini quien predijo la crisis desde el año 2006 acaba de afirmar en Brasil que lo peor de la crisis ya quedó atrás.
4) En Argentina, los analistas sostienen que el crecimiento podría volver en el 2010, y el precio de la soja ya está en 428 dólares la tonelada, una situación similar a la de Setiembre del 2008. Claramente no es lo mismo una tonelada a 290 dólares como a fines del año pasado que en 428 en la actualidad.
En ese contexto lo mejor que le puede pasar al país es el fortalecimiento de la institucionalidad y la presencia de un equilibrio de fuerzas en el Congreso que permita reencausar las cuestiones pendientes. Lejos de estar al borde de una crisis institucional por un problema de deuda lo que se requiere es una mayor participación de todas las fuerzas políticas en el Congreso para pensar al país sin tanta discrecionalidad presidencial.
Desde la perspectiva de la población, lo que se observa es que hay todavía un alto endeudamiento de las familias Argentinas por el equivalente del 8 % del Producto Bruto aproximadamente. Esto significa algo así como un promedio de 9000 pesos por familia. En un contexto donde los salarios no acompañan la inflación real (no la del INDEC) hay dificultades para pagar y se siente que el dinero no alcanza. Esa situación no habrá de desaparecer en el futuro inmediato pues aún cuando la economía se recupere a fin de año siempre toma un tiempo trasladar la mejor actividad al bolsillo de los consumidores. En todo caso una cosa está clara, de una situación de anuncios catastróficos y desalentadores sobre el futuro del mundo, empiezan a disiparse las nubes. No es poco…
Roberto Tafani