Son tiempos modernos. Recordamos cuando en la casa venían visitas. Para los chicos eran unas viejas pintarrajeadas que nos dan un beso y debíamos estar un año frotando la pintura. Nos «cortaban» las corridas, saltos y juegos. Debíamos estar «modositos» sentados, bañados y con ropa inadecuada. Extrañábamos nuestros pantalones cortos, con «ventilación» de las enganchadas de cruzar alambrados. Pero nuestros padres estaban tranquilos que nosotros no tendríamos una salida inoportuna o decir un pensamiento sabio sobre la «vieja esa»
Hoy, los padres prefieren recibir a sus amigos fuera de casa ya que no saben con qué pueden salir los hijos. Siempre alguno mete la pata y dar su opinión, entonces es casi seguro que «esa» no viene más. Es que son tiempos diferentes donde los chicos tienen su independencia. Se les enseña a expresar sus pensamientos, ideas y sentimientos y lo hacen frente a cualquiera. Después «a bancarsela» En el pasado no es que fuéramos lelos, pensábamos lo mismo pero no lo decíamos.
Así nos sentimos con esta dupla de «pingüinos» No estamos tranquilos cuando salen al exterior. ¿A cuánto los papelones? Más que esos animalitos del sur, parecen patos criollos. No es que lo hagan solo allá, aquí ya estamos curtidos.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto