El alcohol en la escuela

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El estilo de vida no es algo que dependa única y exclusivamente de la voluntad de cada individuo en particular. Se desarrolla en estrecha relación con las condiciones de vida que nos impone nuestra sociedad. Sin embargo, en el entramado social, hay un espacio para la libertad y responsabilidad de cada uno sobre su propia conducta de cambio social. Y esto es además de una obligación un derecho..

Dado el papel tan importante sobre la salud que tienen los comportamientos,
no es de extrañar el creciente interés que se observa por la educación para la
salud en general, y la educación sobre el alcohol y las otras drogas en particular.
¿Por qué digo esto? Porque, desde la consideración de la salud como valor individual y colectivo, se trata de lograr que cada uno adopte las conductas adecuadas al propósito de conservar la salud. En otras palabras, que cada persona y cada colectivo sea agente de su propia salud.
Los hábitos nocivos para la salud se adquieren desde la infancia. Por ejemplo, la edad crítica para el inicio del consumo de alcohol se sitúa entre los 12 y los 15
años. Y aún antes de estas edades actúan factores que podrán condicionar el tipo de
consumo. Esto quiere decir que, más allá de las posibles influencias de la moda o de los intereses políticos, la educación sobre el alcohol (como un
aspecto particular de la educación) es cada vez más necesaria en la
escuela. Ni el problema del abuso de alcohol, ni las consecuencias que de él se derivan, son sólo problemas de salud. Es cierto que puede afectar muy negativamente a la persona. Pero, también tendremos ocasión de comprobar que entre sus causas aparecen, en primer lugar, factores políticos económicos y sociales. Lo mismo entre sus consecuencias. Sin embargo, tampoco son despreciables los factores personales, como los problemas de adaptación social, las crisis de crecimiento, ausencia de valores o valores poco claros, y un largo etcétera.
El problema del abuso de alcohol afecta y es afectado por la mayor parte de las áreas
que definen al ser humano y, por tanto, su abordaje debe contemplar también todas
esas áreas.
A raíz de la problemática de que alumnos llegan alcoholizados a la institución educativa, como la que  se notoria en la ciudad de San Francisco, con la intención y sugerencia del intendente de ofrecer los alcoholímetros para medir nivel de alcoholemia a los alumnos “sospechosos”; me parece que con estas medidas, coyunturales pareciera que estamos “dando palos de ciego”. ¿Por qué digo esto? Estamos dejando de lado el análisis critico y serio que nos tiene que nos tiene que llevar a las causas y fuentes que traen este producto que se manifiesta en el colegio. No es un tema fácil de abordar, ya que nuestros jóvenes interactúan y construyen grupos de pertenencia donde el alcohol es el invitado de pertenencia.
No puede politizarse la educación a través de este tipo de procedimientos; es la institución educativa la que juntamente con padres alumnos y toda la comunidad, deberán llegar a un acuerdo y a un consenso puertas adentro. Esto es debido a la privacidad y al cuidado que la institución debe tener, por que son sujetos de derecho, nadie puede intespectivamene entrometerse violando estas normas éticas. No olvidemos que una de las funciones de la escuela es la de protección y no de exposición ante estas circunstancias. Creo que es un mecanismo intrusivo no pertinente que enmascara la omisión de abordar un tema tan delicado, que implica haber identificado previamente las causas e incidir sobre
todas ellas. Es por esto, que cualquier intervención o programa preventivo racional
se basa en unos conocimientos, hipótesis o suposiciones acerca de la causalidad. En
este sentido, no se puede considerar preventiva cualquier actuación.
Tener estos conocimientos, sin embargo, no es suficiente. A veces tenemos
información sobre los factores y causas que han incidido en el consumo, pero el programa y las actuaciones diseñadas para neutralizar el problema pueden no ser lo eficaces que esperábamos.
Reflexionemos seriamente y esta reflexión lleva tiempo. Se necesita del protagonismo de múltiples actores que inciden en el desarrollo de toda la personalidad.
Aquí más que nunca me adhiero a la frase de Obiol “adultos en crisis, jóvenes a la deriva”.
Según  Margulis, en nuestra sociedad hay una intensa relación entre alcohol, tiempo libre y la noche que aparece como una ilusión liberadora, y comienza cada vez más tarde., acortándose los espacios entre la noche y el espacio educativo.

LIC ELENA FARAH

 

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