A un año de la Resolución 125, ¿qué cambió?

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El miércoles 11 de marzo se cumplió un año del anuncio del sistema de retenciones móviles que dio origen a una serie de protestas por parte de los productores agropecuarios, cuya duración se extendió por más de cuatro meses, y concluyó en el Congreso con el voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos en la madrugada del 17 de julio. Sin embargo, aquella “victoria” obtenida en el Parlamento por los dirigentes del agro no significó el fin del conflicto entre el Gobierno y el campo, ni la apertura del diálogo y las negociaciones.

Por el contrario, durante el último año las voces del oficialismo no han perdido oportunidad de acusar al sector agropecuario de tener una actitud egoísta, mezquina, ambiciosa y poco solidaria hacia los demás sectores de la sociedad, convirtiendo a éste en su mayor adversario político. La Comisión de Enlace, por su parte, ha mantenido sus reclamos, se ha mostrado unida, a pesar de los obstáculos, y ha esperado, en la mayoría de los casos, pacientemente las esporádicas convocatorias del Gobierno.
Las numerosas reuniones mantenidas durante el conflicto entre los funcionarios del Gobierno y los integrantes de la Comisión de Enlace, dieron como resultado el anuncio de medidas que no eran producto del consenso, no se concretaban en hechos o aportaban muy poco a la resolución de los principales puntos de conflicto. De esta forma, el Gobierno ha seguido ignorando la principal petición del sector de una política agropecuaria de largo plazo. Por esto, la Mesa de Enlace, a pesar de haber retomado los encuentros con el sector oficial, recientemente ha presentado una propuesta en este sentido para que sea analizada por los diferentes partidos políticos.
Más allá de las cuestiones políticas, los precios internacionales de los principales commodities que hace un año crecían vertiginosamente y parecían no tener techo, al menos en el corto plazo, sufrieron un fuerte retroceso durante los últimos meses de 2008, alcanzando niveles inesperados y obligando a los productores agropecuarios a recalcular los márgenes brutos y replantarse la distribución de sus recursos entre las diferentes actividades productivas.
Al mismo tiempo, el aceleramiento de la inflación y el incremento del costo de endeudamiento redujeron las ganancias de muchos productores agropecuarios, principalmente las de los pequeños y medianos.
Por último, la grave sequía que afectó a muchas zonas productoras del país agudizó la crisis, ocasionando pérdidas millonarias tanto en las actividades agrícolas como ganaderas. Concretamente, en Entre Ríos, la provincia más castigada por el fenómeno, las mermas en el caso del maíz son mayores al 80%.

 

«Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de la Lic. Carolina Bondolich – Miembro de Fundación EGE – info@fundacionege.org «.

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