Los niños y el agua

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El ahogamiento es la segunda causa de muerte en niños entre 1 y 15 años, después de los accidentes viales.

Lamentablemente, este accidente tiene menos “publicidad” que los accidentes de tránsito, pero mata anualmente a muchos niños y adolescentes. Las edades de más riesgo son en niños pequeños, menores de 5 años, y en preadolescentes o adolescentes.

Por debajo de 5 años, esto sucede generalmente en piscinas de clubes o familiares, con la presencia más o menos cercana de adultos. En cambio los preadolescentes y adolescentes se ahogan generalmente en aguas oscuras en movimiento (incluso algunos que nadan aceptablemente).

La Sociedad Argentina de Pediatría ha realizado recientemente una reunión de Consenso sobre “El niño y el agua”, actualizando  recomendaciones de prevención. Parte de las conclusiones de dicho consenso se expone a continuación.

 

Factores de riesgo y recomendaciones para la prevención

Debe recordarse que los niños pequeños pueden ahogarse en recipientes con cantidades relativamente pequeñas de agua, y esto incluye a las piscinas  (de todo tipo, dimensiones y ubicación) bañeras familiares para niños o adultos, “tanques australianos” y recipientes diversos donde pueda introducirse un niño.

En el caso de las piscinas, para usarlas y disfrutarlas con seguridad, deberán tenerse en cuenta las siguientes normas.

 

Piletas seguras

Las condiciones de una “pileta segura” son seguramente una de las normas menos observadas en nuestro país, tanto en los clubes como en las privadas:

o        Cerco perimetral completo de 1,30m de alto como mínimo, enterizo o con barrotes de 10cm de distancia máxima verticales (jamás barrotes trasversales que facilites el “efecto escalera”).

o        El cerco debe tener una puerta única con un mecanismo de apertura – cierre no accionable por niños pequeños.

o        No dejar mesas, sillas o reposeras cercanas al cerco, que faciliten su escalamiento.

o        Los bordes y el piso de la piscina deben ser de material antideslizante, para el cuidador y también los niños y adolescentes.

o        Las escalinatas de acceso deben ser de poca pendiente, escalones anchos, rectos, con baranda al menos de un lado y piso antideslizante.

o        Las piletas “inflables” o “desarmables” que no tengan cerco, deben ser inexorablemente vaciadas totalmente luego de su uso diario.

o        Los “símil – piletas” (especialmente para menores de 2 años) como bañeras inflables, palanganas, baldes y tambores, deben permanecer siempre vacíos.

o        Para uso nocturno la piscina debe tener una iluminación aérea “a giorno”. Las luces en las paredes jamás las reemplazan y requieren una instalación absolutamente hermética y eléctricamente segura.

 

Cuidadores

·         El método de “visión directa permanente” es el más efectivo y menos costoso. Es imprescindible en lactantes y niños pequeños.

·         La visión directa permanente debe estar a cargo de un cuidador responsable, con ciertas condiciones:

o        Mayor de 18 años

o        Estar en condiciones físicas e intelectuales para socorrer

o        Nadar perfectamente y saber sumergirse sin equipo al fondo máximo de una piscina (3- 4 metros )

o        La distancia al niño debe ser “largo del brazo”

o        Debe estar entrenado en Reanimación Cardio Respiratoria elemental.

o        Proporción segura entre numero de cuidadores y niños

·         No dejar juguetes u objetos atractivos que floten en la piscina, pues atraen la atención de los más pequeños, que no tienen “noción del peligro”.

·         Jamás se debe nadar o simplemente introducirse en una piscina “en soledad”. Es inexcusable la presencia del guardavidas o al menos de mayores responsables que sepan nadar.

·         Siempre deben tenerse un teléfono inalámbrico o celular con en lo posible al menos dos números de servicios médicos de emergencia.

·         Ante la menor señal vocal, gestual o duda, el cuidador o el guardavidas procederá a llegar rápidamente al niño y retirarlo del agua como primera medida. La evaluación, posibles causas y eventuales preguntas, se harán siempre después de sacar al bañista “dudoso” del agua.

·         El cuidador no profesional debe recordar que no están permitidas distracciones “mínimas” mientras se ejerce la “visión directa” de un niño en el agua: mensajes de texto, cebar mate, hojear un periódico, etc.

·         Las superficies mojadas favorecen los resbalones y caídas, tanto descalzos como con “hawaianas” de goma, más aún si en vez de caminar se corre o salta.

·        Nunca empujar a otros niños que estuvieran sentados o parados al borde de la pileta, pues se lo puede lesionar seriamente con el borde de la piscina o caer sobre otro bañista.

 

Aprendizaje de la natación

La natación es excelente como actividad física y como deporte, para niños en edad adecuada y adolescentes.

Por otra parte, es un reaseguro de supervivencia ante una emergencia.

El aprendizaje debe hacerse en forma conciente y agradable para lograr una práctica duradera y sin fracasos

El aprendizaje de la natación debe iniciarse alrededor de los 4 años. En edades anteriores, el contacto con el agua es importante, pero debe ser considerado como un juego y no como un aprendizaje. Los programas de “aprendizaje” de natación anteriores a las edades mencionadas deben considerarse en ese contexto, y es fundamental explicitar inequívocamente a los padres, que la participación de sus hijos en estos programas  de ninguna manera garantiza que existe una razonable certeza que puedan mantenerse a flote o “nadar” hasta que llegue el eventual auxilio en una emergencia.

Es importante no crear una falsa sensación de seguridad en los padres. Debe recordarse que la “noción del peligro”, que es un conjunto de percepciones y aprendizajes que resguardan la integridad física de riesgos o agresiones externas, se adquiere en forma eficiente a partir aproximadamente de los 4 años

 

Salvavidas

 

·         Todo niño menor de 4 años, o que no nade con eficiencia, debe tener colocado el chaleco salvavidas en toda área cercana a la piscina.

·         El chaleco para ser considerado eficiente debe mantener a flote al niño, con la cabeza fuera del agua, aún inconsciente. Si no supera este “test” su utilidad es totalmente relativa.

·         Se elige de acuerdo al peso y no a la edad (tanto en niños como en niñas), y por lo tanto requiere un cambio periódico.

·         Todo otro tipo de símil – salvavidas y más aún si son inflables (brazaletes, colchonetas, cámaras de automóvil o animales) no ofrecen ninguna garantía y deben desecharse. Los salvavidas anulares clásicos de embarcaciones no tienen utilidad para los niños.

 

La causa primaria y general de los ahogamientos es el incumplimiento parcial y a veces casi total de las pautas de seguridad.

Colaboran en este escenario la desinformación, la falta de ejemplo,  la presencia de factores de riesgo evidentes, y un cierto grado de negligencia de parte de los adultos respecto a la seriedad del problema.

Es una tarea de la familia y la comunidad toda revertir esta situación. Son importantes las normativas adecuadas y el cumplimiento de las mismas en clubes y lugares públicos, y también en los hogares.

Los medios de comunicación juegan un papel importante para difundir ampliamente las normas de seguridad.

Por la Dra Ingrid Waisman

Médica Pediatra

MP6508 MEsp 2749

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