Hoy se vota en los EEUU. Es un sistema indirecto donde se elegirán los electores que votarán luego al Presidente. Hay cuatro cuestiones destacadas en esta elección. En primer lugar el interés que ha despertado en la población. En EEUU la elección no es obligatoria y el porcentaje de electores que concurren a las urnas ha sido históricamente cercano al 40 % de quienes está habilitados para hacerlo. En esta ocasión se espera que concurran unos 130 millones de los 200 millones de electores posibles, esto es el 65 %. Todo indica un gran interés en un país donde se ha originado una enorme crisis financiera global.
La segunda característica es que los mercados parecían inicialmente votar por Obama. En días pasados los indicadores subían cuando Obama hablaba y bajaban cuando lo hacia el actual presidente Bush que pretende ser sucedido por el candidato Republicano Mc Cain. Ayer hubo cautela, salvo en las acciones de las empresas tecnológicas que crecieron firmes. Hubo también subas en Francia, España y Alemania. En esto fue clave la nueva rebaja de las tasas de interés americanas que fueron llevadas al 1 %. Mientras tanto el Gobierno Americano ya adquirió acciones bancarias por 125.000 millones de Citigroup, Wells Fargo y el JP Morgan Chase. Son todas medidas destinadas a recrear condiciones para superar la crisis. En todo caso los indicadores de la economía real muestran la importante caída en ventas que en el sector automotor han sido en Octubre del -45 % para General Motors y de – 30 % para Ford en relación al mismo mes del año anterior.
La tercera cuestión es que gane quien gane, no habrá nada que cambie para Argentina. Hoy por hoy los interlocutores en Latinoamérica para los EEUU son México, Brasil y Chile. Argentina no cuenta para nada. Más aún los datos de pérdida de depósitos y de salida de capitales muestran que en el mes de Octubre el Banco central habría vendido 3500 millones de dólares lo que muestra que la medida referida a las AFJP ha producido un impacto muy negativo sobre una economía agonizante en la recesión. Desde esa perspectiva, el proyecto de las AFJP resulta hoy más importante que la elección americana para el país.
Finalmente hay que destacar que el desafío para el nuevo presidente americano no será enfrentar una crisis como la de 1930 sino tal vez peor pues a la crisis financiera se le suma el involucramiento del país en tres guerras, Irak, Afganistán y Pakistán. La historia muestra que los intereses de la elite petrolera, financiera y de la industria armamentista no retroceden ante los cambios presidenciales. Si gana Obama, (para lo que debe superar todavía el prejuicio racista de muchos americanos) el desafío será enorme pues a las expectativas de quienes quieren un cambio se le enfrentarán los viejos intereses del gran capital americano para quienes la guerra sigue siendo un gran negocio.
Dr Roberto Tafani