Explosiones en la UNRC – La institución ha sido víctima del discurso político y no de la práctica docente

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Lo dijo en una carta Claudio Ceballos, viudo de Liliana Giacomelli. Añadió sentirse «traicionado» porque «aún la Universidad no ha dado una respuesta concreta ni siquiera ha descripto lo que pasó y lo que no debió pasar, sólo pagó con silencio»  A 11 meses hubo un emotivo acto en memoria de las víctimas. se colocaron flores en la puerta lateral de la planta piloto. Y luego se inició una lenta y muy silenciosa procesión hasta la Plazoleta del Compromiso, donde la Pastoral Universitaria organizó una misa, que estuvo a cargo del cura Carlos Juncos. 

Foto: Familiares colocan flores frente a la Planta Piloto.

PRENSA UNRC – TELEDIARIO – Al cumplirse hoy once meses de las trágicas explosiones que se cobraron las vidas del estudiante Juan Andrés Politano y de los docentes Carlos Alberto Ravera, Gladys Zulema Baralla, Damián Aldo Cardarelli, Miguel Ángel Mattea, y Liliana Mercedes Giacomelli, la comunidad universitaria realizó un nuevo recordatorio, que esta vez incluyó una misa en la Plazoleta del Compromiso, inaugurada hace dos meses en su homenaje.
El esposo de Liliana Giacomelli, Claudio Ceballos, se excusó públicamente por no poder estar en este nuevo recordatorio de las trágicas explosiones. A través de un comunicado que distribuyó a toda la comunidad universitaria, el viudo dijo: «Se cumplen 11 meses de aquel trágico 5 de diciembre y también es el cumpleaños de Milagros, la más chiquita de mis hijas. Con ello,  el doble  dolor de que mamá, Liliana, una vez mas estará ausente físicamente»
En su largo escrito, el hombre agregó: «No dejo de sentirme culpable por haber llevado a Liliana ese día a trabajar y haber contribuido a que formara parte de esa cruel y real estadística».
En otro de sus párrafos, Ceballos menciona a la Universidad «donde hace varios años atrás y como consejero estudiantil en asamblea hablé del peligroso vacío que puede ocasionar el ejemplo del maestro,  y hoy es la institución la que ha caído en ese vacío, ha sido víctima del discurso político y no de la práctica docente».
Dijo sentirse «traicionado» porque «aún la Universidad no ha dado una respuesta concreta ni siquiera ha descripto lo que pasó y lo que no debió pasar, sólo pagó con silencio» 
Y  subraya: «La traición no es tanto para conmigo. Yo estaba allí, conozco lo que pasó adentro y lo hemos aportado a la causa judicial. Pero creo que es tiempo que nuestras cuatro hijas, la familia de Liliana y la ciudad toda tenga una respuesta, que no provenga de mi boca, sino de la institución».
«Mis hijas, la familia de Liliana y yo lo esperamos, Ustedes compañeros docentes, no docentes, alumnos, como consejeros, como autoridades o simplemente como familia tienen la potestad de solicitarlo, exigirlo y hacerlo realidad donde, como y ante quien corresponda. Espero que como comunidad se pueda lograr. Este 5 de noviembre, y por el dolor interno, solo estaré ausente físicamente, para no sentirme mal después y poder estar con mis hijas, que me necesitan mucho. Un abrazo para todos», concluyó. 

El acto

Esta mañana estuvieron presentes en el campus los familiares de los muertos, menos los de Liliana Giacomelli, puesto que su esposo decidió no asistir, porque hoy es el cumpleaños de Milagros, su hija más pequeña. Se hicieron presentes amigos y compañeros de trabajo y el decano de Ingeniería, Pedro Ducanto, fue la única autoridad de alto rango de la UNRC que tomó parte de este sentido acto. Se sumaron el secretario general del gremio docente, Marcelo Ruiz, y la electa secretaria adjunta de este sindicato, Marcela Peralta.
Como todos los días 5 de cada mes, resultaron conmovedoras las muestras de dolor, el profundo silencio, las lágrimas incontenibles, los abrazos interminables y las miradas tristes, que desnudan un inocultable desconsuelo. Así se percibió particularmente en los rostros de los padres y hermanos de Juan Pilitano,  la esposa y padres de Damián Cardarelli, la esposa de Miguel Mattea y el esposo e hija de Gladis Baralla.
Este renovado homenaje se inició pasadas las 10,15, hora de la tragedia, frente al edificio de la planta piloto convertida hace casi un año en el escenario de la peor catástrofe de la historia de esta casa de estudios. Allí se hizo un minuto de silencio para evocar a los muertos y un grupo numeroso de asistentes, encabezados por los familiares, se dirigieron a la puerta lateral del edificio para depositar ofrendas florales.
En ese lugar hizo uso de la palabra la profesora de Ciencias Humanas, Patricia María, quien dijo: «Ellos están en nuestra memoria. Están presentes. Queremos que los familiares se sientan acompañados. Sepan que la comunidad universitaria los acompaña». Y anunció la construcción del monumentos, que en homenaje de las víctimas de erigirá en el campus. «Tenemos la inquietud de hacer algo físico para el 5 de diciembre, que represente a la comunidad, al recuerdo y  a ellos -los muertos- presentes entre nosotros».
«Estamos seguros de que el resultado va a ser un símbolo de que estamos en comunidad y que en comunidad recordamos a nuestros compañeros y a nuestro estudiante», concluyó la docente.
De inmediato, se inició una muy lenta y silenciosa procesión hasta la Plazoleta del Compromiso, fundada el pasado 5 de setiembre, a los nueve meses de las explosiones. Allí hay seis árboles, uno por cada una de las víctimas de la planta piloto. Y ese fue el espacio en el que se improvisó un altar, donde se celebró una misa, organizada por el Equipo de Pastoral Universitaria, la cual estuvo a cargo del sacerdote Carlos Juncos, quien tomó una guitarra y dio comienzo a la ceremonia cantando: «Juntos como hermanos, miembros de la Iglesia, vamos caminando al encuentro del Señor»
Liliana Ruesch, sobreviviente de la tragedia, fue la encargada de la lectura, en el Evangelio, de la Profesía de Daniel, que terminó con la tradicional frase: «… es Palabra de Dios».

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