Una infancia de calle y desprotección familiar surge del juicio por corrupción sexual a 3 niñas

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La psicóloga del Juzgado de Menores de La Carlota advirtió durante el proceso que las pequeñas de 9, 11 y 13 años vivían en situación de calle. La madre de una de ellas ejerce la prostitución y habría mantenido vínculos frecuentes con los sexagenarios que abusaban de las criaturas a cambio de dinero para comprar comida. Pese a que podrían ser condenados a una pena de entre 6 y 15 años de prisión, ambos esperaron el juicio en libertad.

A las 16:30 se conocerán los alegatos.

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) – Las niñas de 9, 11 y 13 años que habrían sido víctimas de corrupción de índole sexual por parte de dos hermanos sexagenarios vivían una situación de calle e inmersas en la desprotección familiar, según surge del proceso judicial que se desarrolla en la Cámara Primera del Crimen.
La psicológa del Juzgado de Menores de La Carlota que recibió el relato de las criaturas advirtió que «vivían en situación de calle».
La mujer precisó en su descripción técnica que no hubo violación, aunque destacó que, en reiteradas ocasiones, fueron besadas y tocadas en sus partes íntimas por los acusados a cambio de dinero -le daban entre 5 y 30 pesos-, tal como anticipó ayer TD Digital.
Dos de las menores vivían con una abuela y la otra víctima era vista habitualmente, y hasta altas horas del día, por las calles del pueblo. La madre de ella ejerce la prostitución y habría mantenido vínculos frecuentes con los sexagenarios que abusaban de las criaturas -sin acceso carnal- a cambio de dinero para comprar comida.
En el juicio también declararon las docentes que habían advertido cambios abruptos en las conductas de las pequeñas y una trabajora social de la Municipalidad de Alejandro, quien detalló cómo era el contexto en el que se desarrollaban y ratificó que las chicas concurrían con frecuencia a la casa de los presuntos pervertidos, quiene vivían juntos en el lugar.

En libertad

Pese a que podrían ser condenados a una pena de entre 6 y 15 años de prisión por estar acusados de promoción ó facilitación de corrupción de menores, los dos imputados esperaron el juicio en libertad.
Se trata de trabajadores rurales que no habrían tenido antecedentes penales. Sin embargo, la excepción otorgada por la fiscalía que investigó el hecho sorprendió en los Tribunales de Río Cuarto debido a que se trata de un hecho que, en caso de recibir condena, no es excarcelable.

Alegatos

Según informaron fuentes confiables, durante los alegatos que se realizarán hoy, a las 16:20, el abogado de los imputados, José Sagarraga, argumentará que «no se puede corromper lo que ya está corrompido» y apuntará a que el entorno familiar favoreció la exposición de las víctimas a los aberrantes hechos. En particular, señalará que hubo un consentimiento de la madre.
Además, se precisaría que los dos hermanos no habrían tenido la misma participación en los sucesos denunciados.

En la escuela

Los hechos, ocurridos en el 2006, se comenzaron a conocer a partir del testimonio de la directora de la escuela a la que concurrían las niñas, quien advirtió cambios bruscos en la conducta de una de las pequeñas, quien cursaba tercer grado.
La menor, integrante de una familia de bajos recursos en la localidad, comenzó a concurrir al colegio con importantes sumas de dinero y realizaba numerosas compras. Además, en algunas jornadas llegaba maquillada y vestida con ropa «de tipo provocativa».
La directora denunció los cambios en el Juzgado de Menores de Río Cuarto que tomó contacto con las hermanas y sus progenitores. Al ser consultadas sobre el origen del dinero, admitieron que se los entregaban los acusados «para poder jugar con ellas».

Conmoción

Los investigadores del caso pudieron determinar que «durante el año 2006, en horarios de la tardecita o noche, los imputados, con la intención de satisfacer sus deseos sexuales recibían en el interior de su vivienda a las menores».
Según surge de la pesquisa las sometieron a acciones «de evidente naturaleza sexual, con capacidad corruptora, tanto por su reiteración como por su contenido, ya que las habrían tocado en su cuerpo y besado de un modo sexual».
Los presuntos pervertidos lo hacían a cambio de dinero que las pequeñas utilizaban para comprar comidas.
«Dichos actos prematuros excesivos y lujuriosos fueron realizados por los imputados, para satisfacer sus propios deseos sexuales y con finalidad corruptora para las menores nombradas», concluyó el fiscal de instrucción de la causa. 

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