Sector lechero, una crisis anunciada

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Nueva Zelanda, líder mundial en el sector lácteo, estaba el año pasado seriamente preocupada por la posible irrupción de la lechería argentina en el mercado internacional.

Esa preocupación tiene sentido considerando el dato de las praderas argentinas son las eficientes del mundo para la conversión de pasto a leche o en términos mas sencillos la producción de un litro de leche en Argentina esta entre los mas baratos del mundo y por si fuera poco de una calidad superior.

Algunos datos: los neozelandeses con 4.5 millones de habitantes y 260 mil kilómetros cuadrados, vale decir 100 mil mas que nuestra provincia de Córdoba y la décima parte de extensión que Argentina, hace rato que exportan lácteos por mas de 6.000 millones de dólares al año, mientras nosotros ni siquiera llegamos al 10% de esa cifra.

En ese país, plenamente integrado al capitalismo mundial, una cooperativa, fontERRA, propiedad de los tamberos, da cuenta del 95% de la producción.

El panorama lechero se ve complicado, por la competencia agrícola y agudizada por las (malas) políticas sectoriales, entiéndase restricciones arancelarias y burocráticas a las exportaciones que desalientan al productor.

Además consideremos los efectos sociales de la lechería, entre ellos genera mas empleo por unidad de superficie, permite el asentamiento de la población en las zonas rurales, es una actividad complementaria con la apicultura, ya que los sembrados de alfalfa sirven al mismo tiempo como alimento de los animales y para la tarea de las abejas, cuando por ejemplo la soja expulsa el accionar de esos insectos.
 
Para colmo cuando se liquida un plantel lechero se pierden años de selección y mejoramiento genético, es que en la ganadería en general y el tambo en particular, salir de la actividad es fácil pero hincarse nuevamente una proeza. Es sin contar que los establecimientos que abandonan la actividad se encuentran en general en los de rango mediano a pequeño, ya que a mayor escala de explotación más fácilmente se puede desenvolver.

«ESTA ES UNA PUBLICACIÓN DE FUNDACIÓN EGE CON LA COLABORACIÓN del Lic. Claudio FORLANI – MIEMBRO DE FUNDACIÓN EGE – info@fundacionege.org

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