Sin fuerzas para los trámites

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El simple hecho de llegar a ser una persona de la tercera edad, significa que tenemos menos fuerza que cuando éramos jóvenes. Pero debemos haber cultivado algo que es la paciencia. Luego de años de trabajo buscamos la reparadora y bien merecida jubilación. Ahí debemos poner a prueba un inmenso cúmulo de paciencia y tranquilidad interior. Solo se relatara aquí un caso, casi testigo.

Al presentarse ante el ANSES a fin de que esa administradora se digne reconocer lo que hemos trabajado y aportado para la jubilación, debemos retirar un turno. Allí comienza la espera de aproximadamente una hora. Cuando nos atienden, recibimos un nuevo numero para otra ventanilla, donde dicen es la correcta. Otra hora de demora, mientras los empleados se refrescan con gaseosas o café caliente. Al hacer entrega de los documentos, nos preguntan si el interlocutor es el titular o apoderado. Como el titular esta postrado o haciendo una changa, uno se ha ofrecido a hacerle el trámite. ¡Retro Satanás! dice el empleado. Que venga el titular a darle poder o nada. Entonces es nada ya que si esta postrado no podrá desplazarse y si hace changas no perderá un ingreso por un trámite. ¿Qué tiene el funcionario que debe tener a la vista la fotocopia y original si total, no los compara? ¿Son acaso escribanos para dar Fe que no somos unos «chantas» y tramposos? Muchos son como el espacio interestelar, no hay nada dentro de sus cabezas.

Así quien trabajo 30 años debe ponerse al servicio de burócratas, aunque tenga que arrastrar los huesos. ¿No lo hace? No hay jubilación.

 

Atentamente

Juan R Bell

92061605

Rio Cuarto
 

 

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