Durante muchos años la historia ha mostrado que el comercio mundial crecía considerable más que el de los productos exportados por Argentina, y nosotros renegábamos de la mala suerte. Hoy la situación es totalmente diferente y sin embargo no sabemos aprovecharla, podríamos ser los protagonistas del crecimiento, pero a cambio elegimos ignorarlo.
A pesar de la crisis financiera estadounidense que promete generar efectos reales en todo el mundo, la probabilidad para los próximos años indica que el aumento generalizado del precio de las commodities se mantendrá, aunque con valores quizás menores a los actuales. Incluso se prevé un fuerte aumento de la demanda mundial de alimentos. Ambas noticias se convierte en una importante posibilidad para Argentina de expandir aún más su sector agroalimentario e intentar de esta forma tomar las vías del desarrollo.
A su vez, parece ser que la importancia mundial que esta cobrando Asia, con China e India a la cabeza junto al aumento y diversificación de su consumo interno presenta un atajo no menor para el crecimiento argentino. Esto junto con los futuros excesos de demanda pronosticados de carnes vacuna y de pollo, leche, trigo, soja, maíz y demás productos primarios que Argentina es muy capaz y eficiente en producir se traducen en una oportunidad ideal para la misma.
Dado que el consumo crece al 5,31% anual mientras que la producción lo hace al 2,55%, sale a la luz la necesidad inmediata para Argentina de incorporar tecnologías y conocimientos que permitan incrementar la productividad nacional. Pero poco puede lograrse sin la aplicación de políticas apropiadas que acompañen y potencien la expansión conjunta del agro y la industria: la Agroindustria ya que pensar en la cantidad que se esta perdiendo de exportar como consecuencia de la aplicación de políticas cortoplacistas no tiene razón de ser.
“ESTA ES UNA PUBLICACIÓN DE FUNDACIÓN EGE CON LA COLABORACIÓN DE Valentina Vázquez – MIEMBRO DE FUNDACIÓN EGE – info@fundacionege.org