Las dudas de una muerte que conmueve a la fuerza policial y cuestiona las versiones oficiales

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A la familia de Miranda le informaron que el deceso se produjo por un disparo de los delincuentes y el comisario Albelo habló durante toda la mañana de un violento tiroteo. Pese al trabajo previo para disponer el operativo, la presunta balacera y que los malvivientes fueron sorprendidos, ninguno resultó herido y varios lograron fugarse. El flamante jefe de la Departamental no estuvo en el lugar del hecho y no pudo evitar las «filtraciones» en la información que surgió desde Córdoba. Al mediodía se conoció que el fiscal investigaba un presunto accidente con un arma policial.  La autopsia podría ser reveladora sobre lo que sucedió.

Foto: Muestras de profundo dolor en el velorio del suboficial

Por Pablo Callejón (pjcallejón@yahoo.com.ar) – A la Familia de Carlos Miranda, el suboficial muerto en un confuso episodio ocurrido esta madrugada en un campo próximo de Vicuña Mackenna, la llamaron poco después de las 3 de la mañana para informarle que el efectivo de la División Investigaciones había sido malherido en un operativo. La esposa y los hijos  ya conocían sobre el procedimiento porque Miranda, según indicó su hijo Franco, se fue el lunes al campo «para hacer lo que los policías llaman el aguante del robo».
Después de las 4, le confirmaron telefónicamente a la mujer del destacado investigador -así lo calificaron sus pares- que había fallecido en el Hospital de Vicuña Mackenna producto de las heridas que recibió. No hubo tiempo, según le manifestaron, para su traslado al nosocomio de alta complejidad de Río Cuarto como última instancia de reanimación.
En el velatorio de Miranda, su hijo habló con Telediario y aseguró que su padre «hacía meses que estaba en esta investigación». «Después de una intervención telefónica consiguió el dato de lo que podía pasar y se armó el operativo», afirmó.
El fiscal Walter Guzmán ya había confirmado que el accionar estuvo avalado por una dilatada pesquisa en busca de la banda que robaba granos y agroquímicos en la región. Además, los policías ingresaron al campo con una autorización judicial.
Al ser consultado, sobre cómo sucedieron los hechos, Franco Miranda fue contundente: «Mi papá tenía chaleco antibalas y las medidas de seguridad, pero los delincuentes usaban (fusiles) Fal con punta perforante. Eso me dijeron los superiores… El murió con honor». Inmediatamente negó que la muerte haya sido producto de un accidente policial y volvió a recordar lo que quienes estaban junto a su padre le indicaron: «lo mataron los delincuentes».

Sin mención

Durante toda la mañana, el comisario mayor Walter Albelo informó lo sucedido sin hacer ningún tipo de mención a la posibilidad de un accidente policial.
«A las 2:30, en una propiedad rural jurisdicción de Vicuña Mackenna, personal de Investigaciones observa que un grupo de delincuentes estaba robando cereal. Esto motivó un intercambio de disparos y la detención de 3 delincuentes, otros se dieron a la fuga. Un suboficial nuestro fue herido gravemente y trasladado al Hospital de Vicuña Mackenna donde finalmente fallece (sic)», relató Albelo poco después de las 9 de la mañana, cuando el caso comenzaba a tomar connotación provincial.
En ese momento se especulaba con el arribo del gobernador Juan Schiaretti para acompañar en el último adiós a la familia de Miranda, pero finalmente la Provincia optó por enviar al jefe de la Policía de Córdoba, Alejo Paredes.

La autopsia

Después de las 11 de la mañana, tras finalizar la autopsia practicada por el médico forense Martín Subirachs, los interrogantes sobre la versión policial comenzaban a instalarse. El especialista destacó que los disparos ingresaron por el costado derecho del cuerpo de Miranda, sorteando la protección del chaleco antibalas, y había 6 orificios que impactaron en sus órganos vitales. Aunque no hay datos oficiales sobre el análisis balístico, «los proyectiles eran similares y las heridas reflejaban un impacto desde una distancia muy corta».
¿Cómo pudieron los delincuentes avanzar entre el bloque policial de más de 20 efectivos, acercarse a Miranda y dispararle por uno de los laterales? ¿Existió el tiroteo que se describió inicialmente? ¿Hubo un riguroso cuidado sobre la comunicación de lo que había sucedido o un intento por encubrir lo que realmente pasó?

No viajó

Albelo, sorprendentemente, no viajó a la zona del hecho y su lugar fue ocupado por el ex jefe de la Departamental y titular de Homicidios en Córdoba, Sergio Comugnaro.
Cada vez que Albelo fue consultado sobre los detalles de cómo se produjo el luctuoso episodio argumentó que le resultaba muy difícil comunicarse con su personal «por la falta de señal telefónica». De todos modos, aunque pudo precisar nombres de los detenidos y detalles de su aprehensión, no le resultaba posible obtener datos clave del acontecimiento.
Al mediodía, aún el jefe policial daba escuetas precisiones del caso y solo añadió a sus comentarios que «hubo una voz de alto que los delincuentes no acataron».
Poco después de las 13, el programa Una de Noticias de Fm Gospel anticipaba la versiones sobre un accidente con un arma policial. Desde la cúpula en Córdoba decidieron darles «el anticipo oficial» a los medios capitalinos sobre lo ocurrido. Los títulos confirmaban que una bala policial abatió a Miranda, aún cuando Albelo insistía en desconocer lo que pasaba.
A partir de entonces pareció surgir una postura desde Córdoba en «blanquear» una situación que generaba demasiada incertidumbre sobre la única voz oficial.
El operativo en el campo estaba al mando del jefe de Investigaciones Sergio Yobstraibizer, un hombre avezado en descubrir la modalidad del accionar delictivo.  En toda la jornada mantuvo un hermético silencio con los medios y, por las manifestaciones de su jefe en la Departamental, tampoco le comunicó demasiado a la sede de calle Belgrano. 

Secuestro

El fiscal Javier Di Santo, tras recorrer el lugar y hablar con quienes participaron del hecho, pidió secuestrar todas las armas policiales y dos que llevaban los malvivientes. El objetivo es precisar de donde surgió el disparo, sin tener certezas de que el intercambio  efectivamente haya ocurrido tal como fue relatado.
La incertidumbre dentro de la fuerza y la sospecha sobre una bala policial como protagonista del fatal desenlace se escuchaba en los pasillos de la Departamental antes de que fuera vox populi en toda la Provincia.

La verdad necesaria

A 10 años del crimen de Bonahora, a 17 años de la muerte de Alejandro Flores y a 13 años del homicidio de Pablo González, la verdad puede ser la única razón que confirme lo que el comisario mayor Walter Albelo manifestó en su discurso de asunción: «vamos a apuntar a la capacitación. Queremos una policía más profesionalizada y que actúe con corrección».
La muerte de Miranda necesita de la verdad sobre lo sucedido. Por ahora, la versión oficial solo ratifica las dudas.

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