La impredecibilidad del Gobierno Argentino y los pagos al Club de París

0
Compartir

Habíamos dicho en un comentario anterior en esta misma sección que toda política económica que se pretenda transformar en una política exitosa debía cumplir como mínimo con 3 requisitos: a) ser consistente en el tiempo; b) ser creíble políticamente; y c) que el país tenga un comportamiento predecible en su accionar internacional.  En esta oportunidad, nuevamente el Ejecutivo da muestras de no cumplir con estos requerimientos.

El pasado 2 de septiembre, la Presidenta anuncia  que se cancelará,  al contado, la totalidad de la deuda que mantenemos con los países del Club de París. Esta declaración que en otras circunstancias hubiera tenido una aceptación generalizada no parece haber despertado igual aprobación. Es más, los resultados esperados en los mercados financieros, tanto nacionales como internacionales casi fueron contrarios a los proyectados: cayó el valor de los bonos argentinos, aumentó el riesgo país y se emitieron críticas muy fuertes sobre la forma en que se utilizarían las reservas del Banco Central, soslayando la participación que le hubiera tocado al Parlamento según el decreto oportunamente dictado cuando se tomó la resolución de cancelar todos los compromisos con el FMI en el 2005.
En este artículo, por problemas de espacio no vamos a entrar a dilucidar: a) la legislación que permitiría o no la utilización de las reservas del Banco Central para estas cancelaciones; b) la relación BCRA-Tesorería de la Nación a tales fines; c) la posible reacción internacional de los bonistas que no aceptaron el anterior arreglo de la deuda externa del año 2005  y de los juzgados del exterior donde están radicados estos juicios; d) la definición de reservas líquidas del BCRA; e) el problema del descalce de las reservas respecto a la base monetaria en un período de pérdidas de reservas por parte del BCRA con motivo del último conflicto por las retenciones móviles (casi 3000 millones de US$) y los impactos de la crisis financiera internacional; f) el monto total de lo adeudado (US$ 6706 millones expresados por Cristina Kirchner o 7600 millones que dicen los países del Club); g) el porcentaje de la deuda que se entiende vencida de la a vencer; h) el caso particular de la deuda con España; i) la posible asimilación funcional del Club de París a un organismo internacional, que no lo es, para efectivizar la operación; y j) si efectivamente la operatoria se va a realizar al contado o si finalmente se hará un plan en cuotas.
Vamos a tratar de aclarar los aspectos claves de porque se decidió pagar:
1º)  Era una deuda con gobiernos de los principales países del mundo. En el 2002 se podría haber negociado alguna quita, imposible hoy después del crecimiento económico argentino. El Club de París es un “foro informal” de 19 países acreedores, creado en 1956. Su función es coordinar el otorgamiento de préstamos y sus pagos. El 87 % de nuestra deuda es con seis de ellos; siendo Alemania el titular del 30 % de nuestra deuda con el Club. De acuerdo a sus prácticas, todo programa de refinanciación debe ser auditado por el FMI.
2ª)  Este Club está a su vez relacionado con la OCDE (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) o más conocida por sus siglas en inglés (OECD).  Esta organización creada en 1961, también con sede en París, está integrada por 30 países. 18 países del Club, excepto Rusia, a su vez son integrantes del OCDE, en tanto que Argentina, Brasil y Chile fueron invitados a ser sólo miembros observadores. Dentro de la OCDE funciona el Comité de Inversión, una de cuyas misiones más importantes es elaborar informes críticos de los países en desarrollo, de circulación restringida en su mayor parte, para ser evaluados por los hacedores de políticas de los países miembros. Se podría decir que este Comité funciona como una especie de “cuasi-evaluadora de riesgos” respecto a los préstamos a otorgar fundamentalmente para la compra de bienes de capital y todo lo referente a la inversión extranjera directa. Y es en este rubro donde nuestro país no está bien calificado. Esta baja calificación, hizo que durante todos estos años debiéramos pagar tasas de interés mayores a las del mercado internacional. Se estima que esta situación tendería a agravarse en el futuro por varios motivos: a) la desprolijidad en las estadísticas argentinas no nos hace muy aptos para recepcionar auditorías; b) en los próximos dos años debemos refinanciar y/o cancelar  aproximadamente una cifra cercana a los 20.000 millones de dólares anuales, de los cuales, sólo el 50% lo obtendríamos por superávit comercial. El peor ejemplo fue la última operación de venta de bonos a Venezuela, donde se hizo una operatoria por 1.000 millones de dólares a una tasa anual del 14,8 %. Se puede mencionar que  Brasil obtiene fondos en los mercados internacionales al 6,5 %.  En esta oportunidad no sólo se pagó una tasa alta, sino que la posterior venta de esos bonos por parte de Chávez, llevó a que Argentina debiera destinar  la mitad de esos fondos a la recompra de los títulos para evitar una caída generalizada de los mismos. En definitiva, los 500 millones líquidos restantes tuvieron un costo, en dólares, a una tasa exorbitante no registrada con anterioridad en nuestro país, ya que prácticamente duplicó la tasa nominal original.

Por Ernesto R. Seselovsky
Master en Economía. Prof. Titular Fac. de Cs. Ecs. y Est. de la UNR

Commentarios

commentarios

Compartir