La deficiencia regulatoria en la crisis financiera mundial presente

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La gran crisis financiera que afecta a todas las bolsas de valores del mundo es la noticia más destacada por los medios de comunicación. En esta breve nota se ensaya un esquema para la interpretación de la misma.

En primer término, los componentes del sistema financiero propiamente dicho son, entre otros, las bolsas de valores, las empresas de seguro, los fondos comunes de inversión, los bancos de inversión, los bancos hipotecarios, las cajas de crédito, los fondos fiduciarios. Este sistema produce servicios al mercado de capital, canalizando los ahorros hacia la inversión. Para ello, dejando al lado las bolsas de valores, los intermediarios emiten certificados de participación o de deuda. Los plazos de los préstamos a la inversión son bien más largos que los de los bancos comerciales, al igual que el de las colocaciones que hacen los ahorristas, que por lo general son de mediano y largo plazo. Si es fluida la actividad en los mercados bursátiles, los tenedores de estos certificados pueden venderlos y hacerse de liquidez. La presente crisis nace en el sector hipotecario, a diferencia de otras crisis –como la de 1929- donde los bancos comerciales de depósitos y descuentos fueron los actores centrales de la misma.
La regulación de los intermediarios financieros  no bancarios
En los EEUU la regulación de estos intermediarios es menos intensa que la que se hace a los bancos, lo que ha permitido su excesivo endeudamiento (relativo al patrimonio neto). ¿Cómo ha operado esto?: los intermediarios obtenían fondos con los certificados de deuda o participación, que colocaban en préstamos a quienes demandaban financiamiento de largo plazo en la adquisición de viviendas. Como se daban las circunstancias para la expansión de los prestamos –por el lado del deudor: baja tasa de interés por la política de Alan Greenspan, aunque a tasas variables, y un precio de las viviendas en continuo ascenso; por el lado de los intermediarios, un relajamiento de las condiciones para el otorgamiento del crédito (para sacar a la economía de la recesión) y por el lado de los ahorristas, la existencia de compañías de seguro que cubrían el riesgo de default del deudor, los intermediarios lograban hacerlo emitiendo nuevos certificados de deuda o participación, los cuales avalaban a través de las hipotecas que tenían (o vendían las hipotecas a otros intermediarios), haciéndose de fondos, expandiendo así nuevamente los prestamos.  
El comienzo de la debacle
Cuando desde junio de 2004 A. Greenspan cambia la política de tasa de interés baja, empezando un recorrido alcista por los temores al recalentamiento de la economía, los efectos de las tasas de interés variables sobre los sectores de ingresos medios bajos se hicieron sentir, complicándoseles las posibilidades del repago de los préstamos hipotecarios. La primera manifestación importante de los problemas habidos en el sector de las hipotecas de baja calidad (sub prime) data de fines de 2006 – comienzos de 2007, con intermediarios que no pueden cancelar los certificados de deudas emitidos. A partir de allí, la desconfianza de los ahorristas se agrava, generándose una iliquidez que va en ascenso, con caídas en la valoración de los activos de los intermediarios y de las acciones y certificados que se comercian en los mercados bursátiles.  Por julio-agosto de 2007, la suspensión de cotizaciones de 2 fondos de un importante banco francés trae nueva zozobra. Desde ese momento, la política de la Reserva Federal ha estado direccionada a bajar nuevamente las tasas de interés, para atemperar los problemas de los intermediarios, no pudiendo, sin embargo, evitar la quiebra del gran banco de inversión Bear Sterns por marzo de 2008; ni evitar el salvataje de la dos gigantes casi – públicos de los préstamos hipotecarios, Fanny Mae y Fredie Mac; ni la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers; ni la virtual estatización de una de las compañía de seguros  más grande del mundo, la AIG; pendiendo la espada de Damocles sobre otros dos grandes bancos de inversión. Todo parece indicar que van rumbo a la extinción los grandes bancos de inversión.
Hay posibilidades de salida?
El problema mayor para una salida es la existencia de una economía globalizada (el mundo es casi un solo mercado) mientras que no existe un gobierno mundial que administre la política económica necesaria para superar las dificultades del presente. Dado lo anterior, lo único que cabe es una intensa actividad de coordinación de políticas por parte de los bancos centrales y tesorerías de los países más importantes del orbe, para que el mundo sepa que hay un prestamista de última instancia. Algo de eso ha venido ocurriendo en los últimos meses, pero podría haberse actuado con más reflejos, ya que la crisis tiene casi dos años acuestas. 

Por:Santiago Gastaldi
Fundación EGE.

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