Universidad y empleo

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En un programa televisivo de Bs As un columnista refería el domingo al problema de la división entre los jóvenes según su clase social y su posible futuro. Afirmaba que los jóvenes de la clase media alta y alta tenían muy buenos prospectos mientras que los de clase media baja y baja cada vez estaban más lejos de los mercados laborales. En ese contexto, afirmaba, los jóvenes se equivocan frecuentemente de elección en sus carreras, porque solamente un pequeño porcentaje inferior al uno o dos por-ciento deciden estudiar informática o ingeniería de telecomunicaciones por ejemplo. Decía que en esas carreras los alumnos consiguen empleo temprano en sus carreras con sueldos que orillan hasta los 5000 pesos.

 La verdad es que el panorama no precisa ser tan sesgado socialmente ni tampoco centrar los buenos prospectos solamente en carreras como las mencionadas. Basta entrar en la red, bucear en las páginas de grandes empresas para confirmar la gran demanda que existe hoy por economistas, administradores de empresas o contadores.
 En la Universidad local, la Dirección de Graduados de la Facultad de Ciencias Económicas cuenta con una agencia de recursos humanos creada en Setiembre de 2003. Desde entonces, ha contribuido a la incorporación de (255) doscientos cincuenta y cinco pedidos de profesionales en instituciones, empresas y estudios contables de Río Cuarto y la región. En 2003 fueron 18, al año siguiente 60, la misma cifra en 2005, en el 2006 la colocación de recursos humanos creció a 67, para ubicar 48 profesionales en el 2007 y 2 en lo que va del 2008. En todo caso tomando como promedio 46 semanas activas anuales el promedio es superior a 1 colocación cada semana. Una cantidad nada despreciable. Lo más impactante sin embargo, es que en la actualidad, la demanda de profesionales o sea los pedidos superan la oferta disponible. En otras palabras la Facultad no consigue abastecer las necesidades del mercado.
 Si se piensa que el planteo del susodicho columnista afirmaba también que los jóvenes de clase alta accedían al empleo por la cartera de contactos de sus familias y que los pobres lograban algún empleo porque un amigo los llevaba,  entonces uno puede poner en su justa perspectiva la contribución que la Universidad hace hoy al medio. En primer lugar, porque una gran cantidad de alumnos no son ricos ni de clase media alta, sino que vienen de familias sacrificadas imbuidas de ilusiones e ideales de ver a sus hijos en una nueva posición social. En segundo lugar, porque aquí no hacen falta ni contactos con familias ricas y poderosas ni amigos sino que la propia institución potencia la igualdad de oportunidades poniendo el eslabón que permite una información menos imperfecta y el acceso al mercado laboral. Si esa es la situación hoy ¿que es lo que debemos pregonar?  Sin ninguna duda alentar a nuestros jóvenes a que se esfuercen y terminen sus estudios. Decirles una verdad que una vez me dijera personalmente el Dr Raul Prebish en su visita a Rio Cuarto, el mercado puede no ayudar a atravesar el duro camino de los estudios universitarios pero una vez que el alumno se recibe rápidamente aquel lo reconoce y asimila en sus posiciones laborales. No hay lugar entonces ni para el desánimo ni para flaquezas. Los jóvenes deben esforzarse y estudiar, pero nosotros los adultos debemos decirles toda la verdad, además de problemas la sociedad genera a diario permanentes oportunidades. Eso debe dar fuerza y consolidar una ética del esfuerzo y la solidaridad.
Roberto Tafani

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