Trágicas explosiones en la Universidad – A todo aquel que pueda reflexionar

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«Podríamos empezar por reconocer que NADIE tiene la conciencia limpia y TODOS miramos hacia otro lado cuando se ve algo distinto o fuera de lo normal, haciendo simplemente un comentario que muere en algún pasillo silencioso…»

Por Mariana Peroni

Soy estudiante de Ingeniería Química. La Planta Piloto de la Universidad Nacional de Río Cuarto ha sido durante unos cuantos años mi lugar de estudio, y desde hace unos pocos, mi lugar de trabajo. Es por eso que decidí expresarme y elevar un poco la voz por entre la de aquellos que hablan sin conocimiento de causa.
Lo que ocurrió el 5 de diciembre en nuestra querida Planta fue una tragedia que difícilmente podremos apartar de nuestras vidas. El dolor es profundo y la tristeza una permanente compañía; y mientras algunos lloramos en silencio, otros aprovechan para hacer política o debatir cuestiones que no contribuyen de ningún modo a solucionar las cosas.
Es fácil esconderse; es fácil hablar, gritar o llorar en público: inventando discursos y exigiendo cambios, usando la muerte y el dolor de familias destruidas para DESVIAR la atención en una dirección menos riesgosa. Cuántos habrá en este momento más preocupados por “tapar” sus negocios que por la seguridad en la universidad. Hablan de encontrar a los responsables, cuando entramos y salimos libremente de nuestros lugares de trabajo sin que nadie nos controle, cuando algunos usan instrumentos y capacidades de la universidad para provecho personal. Y los alumnos: somos medios para que estas personas logren alcanzar objetivos que nada tienen que ver con lo académico y educativo.
Quisiera saber si los que tanto debaten sobre el tema tienen la autoridad moral para hacerlo, si realmente dejan de lado los intereses propios y las ideologías que los envuelven. A nadie le interesa el tema, seamos sinceros: son pocos los honestos que no tienen nada que esconder sobre su manera de accionar dentro de la Casa de Altos Estudios. Hay silencio por parte de aquellos que tienen una respuesta, pero temen verse perjudicados con ella. LOS QUE FUERON AFECTADOS, los que intentaron socorrer a nuestros profes y compañeros, los que lucharon para salir vivos de allí aún no logran comprender lo que sucedió, todavía conmocionados por todo lo que vieron. POR ESO DUELEN LAS ACTITUDES INSENSATAS.
Podríamos empezar por reconocer que NADIE tiene la conciencia limpia y TODOS miramos hacia otro lado cuando se ve algo distinto o fuera de lo normal, haciendo simplemente un comentario que muere en algún pasillo silencioso.
HONESTIDAD, RESPETO, REFLEXION Y RESPONSABILIDAD deberían sostener a esta comunidad que DEBE levantarse y salir adelante, en honor de aquellos que perdieron su vida trabajando y por los que siguen luchando contra la muerte, para quedarse de “este lado”.
Tremenda tragedia jamás debería olvidarse, porque de ella estamos obligados a APRENDER, de una vez por todas,  a valorar la vida y evaluar el impacto de nuestras equivocaciones.

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