En el dolor de la tragedia

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Tras la tragedia, hoy ha retomado la actividad la Universidad de Río Cuarto. Se siente por doquier la consternación. En un momento donde nadie olvida las victimas fatales y solo se piensa en la esperanza de sobrevida de los que luchan en agonía por salvar la suya. La comunidad universitaria está en un profundo luto.  Apenas tres comentarios.

Primero nuestro homenaje a la memoria de quienes murieron y nuestra congoja por el profundo dolor de los familiares de las victimas y de los colegas de trabajo. Como integrantes de la ciudad y compañeros universitarios estamos orgullosos de quienes la integran, los colegas docentes, no docentes, becarios e investigadores. Esta tragedia ha significado perder a hombres y mujeres muy valiosos para nuestra sociedad.  A todos nos queda el compromiso de seguir luchando por lo que ellos murieron. Tratar de hacer un mundo mejor. Seguir con los ideales por el que ellos dejaron sus vidas. Respetar, en el trabajo cotidiano silencioso que seguirá, el compromiso intelectual que solo personas con grandes valores morales poseen. Nadie olvidará que en pleno incendio muchas personas solidarias entraron en ese infierno para salvar otras vidas y evitar mayores daños. Para ellos nuestro eterno agradecimiento y  compromiso de tomar sus valores en nuestras espaldas.

El segundo de los puntos es que esta tragedia debe ser un nuevo comienzo para nuestra Universidad. Esto significa poner en el centro de la discusión la necesidad de eliminar la asimetría entre estructuras y procesos si se quieren obtener resultados. No se pueden llevar adelantes procesos que no tengan estructuras adecuadas. Por demasiado tiempo hemos sentido la presión de obtener resultados. De vender servicios. De buscar financiamiento en los mercados para lo cual la investigación debe orientarse hacia actividades productivas y rentables. En las ciencias sociales, se exigen también procesos con resultados contundentes pero las estructuras son insuficientes. Las bases de datos, deben financiarse. Una Universidad pública debe financiarse adecuadamente. No se puede seguir ocultando que los Gobiernos pagan incentivos de investigación con un año de atraso, y con aranceles de hace más de una década, habiendo licuado los ingresos de los investigadores y exigiendo de estos paciencia como si fuera ese el periodo normal de crédito que cada investigador debe dar al Estado Nacional. Se impone a personas que han tenido que formarse durante mas de veinte o treinta años que salgan a competir por sus ingresos porque la estructura universitaria no ha sido por decadas y decadas una prioridad para la Argentina. No se puede olvidar la sobrecarga de trabajo en docentes que asumen resposabilidades que no les competen. Esta vez las cosas deben ser claras y para siempre. Si se quieren procesos y resultados deben existir estructuras adecuadas. Este Argentinismo de tener que ser profesionales trabajando como artesanos que atan todo con alambres solo puede terminar mal. 

Tercero. La Justicia tiene que llevar esta investigación hasta el final. El Juez Federal interviniente el Dr Oscar Valentinuzzi, ha sido un ejemplo para nuestras alicaídas instituciones. Haciendo honor a su larga trayectoria en la Universidad desde la Dirección de asuntos jurídicos primero y como docente después, actuó en su calidad de Juez Federal con una rapidez y compromiso que impresionan. Una vez que la investigación termine, cada uno de nosotros debemos llamarnos a profundizar nuestra propia responsabilidad individual. Repensar los procesos que deben ser planteados en las diferentes instalaciones. Desde los mapas de escape en edificios que se convierten rapidamente en trampas  hasta la forma en que cotidianamente hacemos las cosas. Cada uno en su lugar de trabajo. Gestionando los procesos de trabajo individuales y grupales en los que nos toca vivir. Delineando las responsabilidades. Normalizar la vida institucional de la universidad  es un compromiso de todos. Las autoridades, como lo han hecho siempre, seguirán garantizando los espacios de discusión para generar las políticas de consenso. La universidad desde su normalización y mediante sus órganos colegiados siempre ha tenido presente la complejidad de hacer funcionar instituciones tan complejas como la universidad donde la naturaleza de los problemas exceden en mucho la capacidad de cualquier individuo aislado para dar respuestas satisfactorias. Todo ello sin embargo, no debe hacer olvidar, que cada uno cualquiera sea su papel en la estructura tiene una importante responsabilidad individual por ser un funcionario de la Universidad pública.

Esta tragedia debe marcar un antes y un después. Se trata de generar en el consenso planes, programas y acciones que llevarán tal vez años. Este hecho evidenció falta de controles en procesos sin estructuras adecuadas, que hay que corregir. La universidad es muy joven y ya ha ganado su lugar y  prestigio en nuestra sociedad. Esto ha sido posible por la gran dedicación de sus miembros. Es un ámbito fundado en una de las mas nobles vocaciones, la de enseñar e investigar y en esa tarea se han alcanzado  logros importantes. Hoy en día atravesamos el dolor inmenso que deja la tragedia. Ahora hay  que demostrar que sabemos honrar nuestros muertos y generar un proceso de cambio con responsabilidad y valores.
Dr Roberto Tafani

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