Ya pasaron las elecciones y solo nos queda una cosa por hacer; esperar. Es algo que ya estamos más que acostumbrados y los jubilados tenemos poco tiempo. Desde hace muchos años solo nos han llenado los oídos de promesas y cosas idílicas que jamás se han llevado a la practica. Hemos confiado una y muchas otras veces y siempre esperar. Pero ¿esperar qué? Las frases grandilocuentes dichas por candidatos se transformaron en lágrimas. Nadie de los que asumieron nos planteó la triste realidad como lo hizo W Churchill. «Solo puedo ofrecerles sangre, sudor y lagrimas» Pero ellos salieron adelante, con la verdad.
Por ahora nos sentaremos a esperar que por un golpe de suerte, un pase mágico, una prueba de malabarismo o aprovechar la desgracia ajena, salgamos del pantano maloliente donde estamos. ¿Pagaremos 200 mil millones de dólares de deuda? ¿Podremos pagar casi un millón setecientos mil dólares por hora de intereses? ¿Y todo eso sin sacrificio, sin trabajar, sin esfuerzo? Creo que estamos en un infantilismo total. Esperemos, total tenemos la vida comprada mientras unos pocos se gastan nuestros ahorros de las jubilaciones. Confiemos otra vez.
Juan R Bell
92061605
Río Cuarto