Lo que se adquiere de chico, permanece en nuestra memoria, y tarde o temprano sale a la luz. En la primera infancia pedíamos a nuestros padres o abuelos que nos contaran cuentos antes de dormir. Luego, tal vez soñábamos despiertos o dormidos con lo que mas nos había impactado de la lectura.
Con el transitar de la vida, pagamos nuestras culpas y somos nosotros los que debemos conformar a los pequeños. Lobos de tamaño sideral ya que comer a una abuela sin lastimarla, es increíble. Balsas que son engullidas por ballenas, realmente quienes escribían tenían una tremenda imaginación. Los que pensamos que es mejor un mal cuento que la perfección de la TV , nos estrujamos el cerebro o dejamos los ojos en contar cosas truculentas y fantasiosas.
Hoy nadie nos los cuenta, sentado a nuestro lado. Entonces recurrimos a la radio o TV donde los políticos nos arrullan con sus discursos. Por supuesto que luego debemos tomar pastillas para los nervios, la presión y dormir, pensando en lo que hemos escuchado. Y nos quedamos con los enanos, príncipes y gigantes de antaño. Es que son de terror. ¿Los de antes? No, los de ahora.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Río Cuarto