Al hablar de artrosis, también se incluye al reuma, artritis, otras osteoarticulares como psoriasis, lupus y fibromialgias, por mencionar algunas. En todas ellas hay una constante y es la ausencia de tratamiento por parte de la medicina oficial.
En muchos casos se trata de enfermedades por autoinmunidad, es decir, nuestro sistema defensivo se altera y vez de defendernos nos agrede, «comiendo» las articulaciones.-
El veneno de abejas se ha demostrado útil en la mayoría de los casos, con detención del progreso de la enfermedad, retrotrae algunos síntomas, mejora la movilidad, a veces se recupera cartílago y lubricación y en todos los casos disminución marcada del dolor.-
Básicamente el veneno es inmunomodulador, lo que habla de trabajar sobre el origen del problema. Si se corrigen las defensas se acabó la enfermedad o se la mantiene quieta. Claro, que falta arreglar el daño previo. El veneno estimula la circulación y los mecanismos de bioreglaje (Autoreparación) del organismo a través de la Hipófisis. Ello hace que el cartílago tienda a cicatrizar y mejorar la lubricación. El veneno también estimula la liberación de Cortisol, corticoide natural del organismo que ayuda al proceso anterior a más de tener una buena analgesia con estímulo de las funciones vitales. Este corticoide propio y natural está exento de las contraindicaciones de los dañinos corticoides de síntesis.-
Finalmente, el veneno tiene sustancias analgésicas tanto o más potentes que los analgésicos de farmacia, lo que conlleva una mejor calidad de vida.-
Esto es una parte y el comienzo de un tratamiento que también pasa por la alimentación, la actividad física, el esparcimiento y el dar a la salud y la persona, el lugar que se merece como ser humano. La única contraindicación absoluta para el veneno de abejas es la alergia al mismo. Cosa que es bastante rara y que se prevee haciendo una intradermorreacción en la consulta.-
Dr. Julio Cesar Díaz – epumer@infovia.com.ar
Presidente de la Asociación Argentina de Apiterapia