Salud mental en un mundo cambiante

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Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), este año lleva por lema «Salud Mental en un Mundo Cambiante: El Impacto de la Cultura y la Diversidad» El Día de la Salud Mental, ha sido establecido con el propósito de intentar cambiar nuestra forma de significar a las personas que padecen enfermedades mentales. En todo el mundo hay unos 400 millones de personas que sufren trastornos mentales, neurológicos u otro tipo de problemas relacionados con el abuso de alcohol y drogas y algunas de las enfermedades mentales más comunes como esquizofrenia, Alzheimer, epilepsia, entre otras.

Cuando hablamos de trastornos mentales, hacemos referencia a la afectación del pensamiento humano y a los afectos principalmente, pero también a todas las funciones mentales, las cuales pueden desmoronarse como un castillo de arena, al verse perturbadas por diferentes problemáticas que pueden aparecer en cualquier momento de su vida, desde la niñez hasta la vejez. Es substancial estar al corriente que ninguno de nosotros es inmune a algún trastorno mental, no importa el país de residencia o si somos ricos o pobres. En los países desarrollados, las personas con capacidades mentales diferentes, a pesar de que hoy en día cuentan con más apoyos y programas de rehabilitación para integrarlos a la vida social, luchan todo los días por salir adelante en medio de todo el rechazo y discriminación al que se enfrentan. Por otra parte, en los países en desarrollo, la pobreza, el abandono y la marginación son los denominadores comunes que enmarcan las enfermedades mentales, y aunque cada vez hay más y mejores tratamientos para la enfermedad mental, en esos países es muy difícil el acceso a este tipo de atención. La OMS, se ocupa para lograr una mejora de la calidad de vida de las personas que tienen ese tipo de trastorno, así como de sus familiares y de todas las personas de su entorno. De igual manera, su objetivo es que la atención terapéutica llegue a más personas y que podamos concientizar que aquellas excluidas son las que padecen mayores enfermedades mentales, y son las que más ayuda necesitan para poder desarrollarse y vivir mejor. Según indica la Federación Mundial de Salud Mental, la cultura puede influir en muchos aspectos psíquicos, incluyendo las formas de comunicación y cómo manifiestan los síntomas los individuos de una cierta cultura, sus estilos para arreglar situaciones, los apoyos familiares y comunitarios y su voluntad para buscar y luego adherirse al tratamiento. Igualmente, la cultura del psicoterapeuta y del sistema sanitario influye en el diagnóstico, tratamiento y en la distribución de la asistencia. Las influencias sociales y culturales no son los únicos determinantes de los patrones de uso del servicio sanitario, pero sí desempeñan un rol importante. Nuestro país, por lo tanto necesita un compromiso oficial para la concientización y la sensibilidad de la sociedad, y luchar contra la exclusión social, que evitaría el estigma que pueden sufrir los enfermos mentales y sus familiares. La proclama de la Federación Mundial para la Salud Mental 2007 se centra en el impacto de la enfermedad en la cultura y en la diversidad, ya que afecta a personas de todas las nacionalidades, culturas, razas y religiones. De hecho, por ejemplo, las migraciones son un factor importante ya que 1 de cada 35 personas en todo el mundo viven fuera de su país de origen, y aproximadamente 1 de cada 15 fuera de su lugar de origen pero dentro de su país. Esto conlleva, en algunas personas que no se adecuan al contexto, un factor de riesgo específico psicológico al vivir en permanente estrés. También se debe sensibilizar a todos los Estados de la importancia del cuidado de la calidad de vida, ya que sabemos los especialistas que cuando no es así puede ser la causante de numerosas enfermedades somáticas donde influye  el factor de auto-inmunidad, muy ligado a la salud mental. Entonces, ojalá los gobiernos puedan prestar atención a estas opiniones, para impulsar estrategias y así reducir el estigma y la discriminación de las mismas desde una perspectiva trans-cultural. Hay que  promover la mejora continua en la atención sanitaria y social a la salud mental, basándonos en principios de respeto por las diferencias, autonomía, accesibilidad a la ayuda especializada, la comprensión, la equidad, la responsabilidad y calidad de vida, para apoyar a las personas en forma integral para el ejercicio de su plena ciudadanía, independiente de su origen étnico o cultural.
En este momento en que discutimos cómo salir de la crisis que nos afecta como país, es central la posibilidad de volver a imaginar una sociedad mas justa, equitativa y humana.

DR EDUARDO MEDINA BISIACH

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