La biblia y el calefón – Te quiero, no te quiero, mucho, poquito, nada

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Hubo un marcado malestar de funcionarios y hasta del propio gobernador quien evitó hacer referencia a la visita de Cristina Fernández. El presidente aún no recibió a Schiaretti y los gestos de apoyo son mesurados. El candidato a gobernador de Unión por Córdoba dijo que el tema lo tiene «sin cuidado». En Córdoba, la primera dama tiene los índices más bajos de preferencia electoral. Confían en que cambiará la relación una vez que se defina el escrutinio.

Por Pablo Callejón – pjcallejon@yahoo.com.ar

Gestos de fastidio y malhumor abundaron cada vez que en la conferencia de prensa en Casa de Gobierno los periodistas consultaron sobre la relación entre el gobierno provincial y la Nación el pasado viernes.
José Manuel De la Sota respondió con un lacónico «no tengo información» a la pregunta por una posible visita de Cristina Fernández a la ciudad, pese a que el kirchnerismo trabaja fuertemente por traer a la primera dama antes de las elecciones del 28 de octubre.
Kirchner nunca vino a Córdoba antes del 2 de septiembre y durante la estadía de Cristina en la inauguración del Buen Pastor no hubo ninguna alusión política. La candidata mantuvo un solo encuentro de tinte político y fue con dirigentes del juecismo, que hasta entonces mantenían una relación cercana con el kirchmerismo.
«El Presidente ha sido muy cauto pero seguramente recibirá a Juan Schiaretti una vez que sea designado gobernador electo», admitió el candidato a diputado nacional Roberto Urquía, uno de los nexos entre Kirchner y De la Sota, quien anunció la posible visita de la candidata a Río Cuarto para el 10 de octubre, aunque no se animó a aventurar que comparta palco con el actual vicegobernador.
Algunos hasta aventuran un encuentro de la senadora con Antonio Rins y funcionarios del gobierno nacional distantes de De la Sota, como Patricia Vaca Narvaja y Graciela Ocaña.
La situación fastidia a Schiaretti que esperaba ser recibido como gesto unívoco de respaldo del Presidente al triunfo que asegura haber obtenido en Córdoba. Kirchner se reunió rápidamente con Jorge Capitanich, gobernador electo por una mínima diferencia en Chaco, pero sobre Córdoba solo tuvo fuertes críticas a la denuncia de fraude de Luís Juez manifestadas, fundamentalmente, a través de Alberto Fernández.
«Me tiene sin cuidado» dijo Schiaretti al responder sobre la espera por un encuentro con Kirchner y, aunque se manifestó a favor de la candidatura de Cristina, en el lanzamiento que se efectuó el sábado del comando de campaña Río Cuarto no sobraba euforia.
Todos coinciden en que si no hay gestos públicos y concretos en favor de Schiaretti el apoyo será muy tibio en un distrito que no le es muy favorable al kirchnerismo.
Kirchner quedó quinto en nuestra provincia en la primera vuelta de la elección presidencial y es el lugar donde menos intención de voto logra su esposa.
Según las encuestas publicadas el pasado domingo por matutinos porteños, Cristina logra solo el 22 por ciento de adhesión en la capital provincial, muy por debajo de las diferencias que logra en Buenos Aires o Rosario.  
Desde la Provincia confían en mejorar las relaciones una vez que Schiaretti sea designado gobernador electo y que comiencen a llegar fondos para obras.
El candidato oficialista debe legitimar su gestión que comenzará desacreditada por las denuncias de fraude y el malestar imperante, sobre todo, en Córdoba capital.
El dinero que la Nación debe destinar a proyectos viales, obras de infraestructura y, fundamentalmente, el postergado Plan Clase Media podría dar un impulso positivo al complicado traspaso de mandos.
La dinámica imprevisible de la política de estos tiempos pone un manto de dudas sobre el resultado inmediato de las alianzas y esquemas de poder. Por ahora nadie habla de guerra fría, pero las señales de disconformismo podrían quebrar el frente de batalla para las presidenciales.

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