Hace muchos siglos atrás, un hombre a fin de comunicar el resultado de una batalla ganada en Grecia, corrió 25 kilómetros , entrego el mensaje y cayo muerto. Durante mucho tiempo hay anécdotas de entregas de mensajes por parte del correo, no argentino, en que demoro años una correspondencia, pero fue entregada.
Hoy el Correo es pero no es. Dicho por los mismos empleados y sindicalistas, es una cuna de delincuentes. Y se ha sentido en carne propia. Dos envíos, despachadas en diferentes oportunidades, nunca fueron entregadas. Este hombre perteneciente al staff del sindicato comentaba que a pesar de las cámaras de circuito cerrado que se instalaron, los empleados de clasificación, cubrían la cámara a fin de violar la correspondencia. ¿Qué hizo el concesionario? Nada. ¿Y el Estado, nuevo administrador? Nada también.
Se curso reclamo por la correspondencia no entregada y la respuesta fue sencilla; no tenemos pruebas. El ticket con el que cobraron el despacho, no fue suficiente ya que se trataba de un envío simple. Si no pueden garantizar una entrega, simple, certificada o como sea, no ofrezcan el servicio. De otra manera se considera un engaño.
En Aeroparque, una valija despachada de Bs. As a Córdoba, fue abierta, de un sobre extrajeron dinero y dejaron el sobre. Por lo menos sirvió para saber donde están los ladrones. ¿Qué se puede hacer? Las denuncias caen en saco roto. Y ahora las empresas de aviación están en manos privadas. ¿Qué hace el ciudadano? Llora, levanta presión y confirma lo que dijo el presidente Batlle, hace unos años.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto