Función paterna, un rol desvalorizado

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Educar para prevenir, educar desde la ternura y la puesta de límites es el planteo de la Lic Elena Farah. La especialista en educación sigue apostando a la importancia de la prevención. 

La sociedad actual se puede describir por una serie de tendencias marcadas por: tecnocracia,  globalización, hedonismo, insensibilidad, funcionalidad, materialismo y agnosticismo religioso, histórico y cultural. De este modo las generaciones presentes y futuras van perdiendo su identidad e idiosincrasia, a la postre de un entorno social cada vez más deshumanizado, marcado por hitos de violencia, adicciones, narcotráfico, corrupción, fraude, etc. “La generación no es una simple coincidencia en la fecha de nacimiento, es una hermandad frente a los estímulos de la época. Es importante considerar la circunstancia cultural que emana de haber sido socializado con códigos distintos, de incorporar nuevos modos de percibir y de apreciar.”(M.Margulis). Voy a tratar, siguiendo la línea del Prof. de Sicología de la Universidad de Río de Janeiro, Dr. Luis Alberto Pinheiro Freitas,  la vertiente de la quiebra de la función paterna, o sea la dificultad que encuentran determinadas familias para ejercer la Ley, para colocar límites a sus hijos. Comparto que esta ausencia del “ejercicio legislativo” es uno de los grandes facilitadores de la aparición de los cuadros violentos sin olvidarnos de lo multifactorial de los comportamientos humanos. Estoy infiriendo con esto, que esos niños invisibles en un comienzo de sus desarrollos, abandonados afectivamente en esa etapa crucial, se volvieron socialmente visibles una vez adultos, ya distorsionados y dijeron “aquí estamos” por medio de la actuación y la violencia. La problemática adolescente solo puede ser estudiada en su interrelación con el medio familiar y social. En varios estudios realizados se obtiene que varios adolescentes, a pesar de tener diferentes puestas de entrada al crimen y violencia, tenían en sus familias de origen algo en común: el desamor y la absoluta falencia de la función paterna. Lo que se pudo ver en forma clara que esas familias tenían una dificultad grave para lidiar con los límites, con los no. Se sienten incapaces de poner límites y sin límites la violencia es incentivada. “Tener la capacidad de ejercer el NO, es un acto bondadoso”Papa Benedicto XVI. Con esto estoy diciendo que también con ternura se educa. Estamos frente a una juventud para quien el futuro es hoy, “un aquí y ahora”, en la inmediatez, que replica, impone valores, influye en comportamientos, pero que también, según Castellar, busca negar la realidad asumiendo con frecuencia comportamientos infantiles, bajo aparentes manifestaciones de independencia: violencia, drogas, etc. En este enfoque, el origen de la violencia como ya lo mencioné, está en la falta de amor y el abandono, es el verdadero origen individual de este serio trastorno que denuncia una grave dificultad, por el cúmulo de frustraciones y los acontecimientos significativos y desgarradores en la infancia. Esa vida insoportable es aliviada través de la violencia, como quizás el niño veía a sus padres. “Los violentos crecieron como fantasmas, excluidos, lo verdadero era que decretaron sus derrotas anticipadas en la sociedad, fueron los que lloraron sus impotencias y desconciertos a medida que crecían. Nadie les dijo basta, ni ellos se rebelaron, aunque percibían la condena que les esperaba: incorporarse al laberinto de la nada”. Probablemente es lo que está ocurriendo en Francia en estos momentos, en donde los “fantasmas” son los hijos de los inmigrantes. Solamente el amor y la libertad subordinando y transfigurando el temor, van a permitir una verdadera, positiva y productiva relación con la ley. En el desarrollo el niño, psicológicamente hablando, tiene que renunciar  a la omnipotencia de su deseo y al principio del placer, adecuándose al principio de la realidad. Esta renuncia se hace en nombre del temor subordinado al amor. El ejercicio de educar y prevenir es una práctica pendiente todavía, dentro de este encuadre de generación de violencia, pero tenemos que intentar ejercerla, no podemos escapar de ella. Es una práctica difícil ya que implica una “sintonía fina entre lo que se debe permitir en el incentivo a la libertad y lo que se debe reprimir o delimitar para facilitar la inclusión en la vida social”.

LIC. ELENA M. T. FARAH
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de la Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA) 
Registro Minist. Educación de la Nación Nº 2184        
Registro Minist. Educación de Cba. Nº 242341

 

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