Existe una coincidencia general en que la violencia del fútbol es un fiel reflejo o parte del espectro de convulsión que se vive en la sociedad argentina en su conjunto. A través de los años se han buscado distintos tipos de fórmulas o recursos para encontrar la solución a este grave inconveniente pero, como
siempre sucede en este país que ni siquiera tiene su identidad resuelta ,nunca se llegó a una mínima consecuencia positiva. Quita de puntos, derecho de admisión , multas, no concurrencia de parcialidades visitantes fueron algunas de las prácticas implementadas pero nunca tuvieron eficacia debido a
que quienes tomaban o toman esas posturas son los propios dirigentes hipócritas desde donde se gestan los hechos de corrupción.
Ellos convirtieron a las barras bravas en verdaderas corporaciones mafiosas al tejer una estrecha relación por conveniencia política para sus logros y hoy es imposible cortar el vínculo porque sería idéntico a que un padre mate al hijo que gestó.Es indudable que la medida actual de no dejar concurrir a los hinchas visitantes es absolútamente
rudimentaria si es que se la piensa de manera coyuntural y solo para lo que resta del año. Considero
que no hay indicios mínimos de solución absoluta porque es imposible,lamentablemente,extirpar la corrupción del cerebro dirigencial en todo aspecto, desde Afa hasta los propios clubes.Si hay firmeza en
la quita de puntos o sanción deportiva mas la no admisión de los violentos perféctamente identificados
puede ser un aspecto importante para encontrar, aunque sea,una pequeña luz para evitar el tiro de gracia que
se le está por dar al fútbol.
Guillermo Davies
Periodista deportivo
15/ 11/ 06