Qué significa la aprobación de la ley de biocombustibles, la respuesta es el eje del comentario de economista invitado de la Fundación EGE.
Se aprobó, aunque no sin modificaciones con respecto al proyecto original, la ley de biocombustibles, a partir de la que se pretende promover la producción y utilización de este sustituto del petróleo. De acuerdo a esta norma, luego de cuatro años de promulgada, todas las naftas y el gasoil que se comercialicen deberán estar mezclados con al menos un 5 por ciento de derivados de cereales, oleaginosas o deshechos orgánicos.
El objetivo primero de esta iniciativa es desarrollar y potenciar el uso de recursos alternativos a los combustibles fósiles, tanto para hacer frente al alto precio del petróleo, como para cuidar las menguadas reservas de este recurso. El texto de la ley define una serie de incentivos fiscales para el establecimiento de plantas de biodiésel, bioetanol y biogás, producidas sobre la base de soja, colza, sorgo, papa, caña de azúcar y remolacha, entre otros productos del agro. Otra de las ventajas de esta ley es que permitirá el desarrollo de las economías regionales y le permitirá tener una demanda mínima estable a las plantas de biocombustibles, uno de los puntos de mayor importancia a la hora de evaluar la factibilidad y sustentabilidad económica de este tipo de emprendimientos. Sin embargo, esta ley no se aprobó sin reformas, sino que del proyecto inicial se quitaron puntos de gran importancia, como la estabilidad fiscal y el fomento de la investigación sobre los combustibles alternativos. La ley dispone que habrá cupos fiscales fijados en el presupuesto para el otorgamiento de subsidios. Su asignación quedará a cargo de la autoridad de aplicación que establezca el Poder Ejecutivo, que supuestamente será la Secretaría de Energía y tendrá nada menos que la atribución exclusiva de autorizar el funcionamiento de las plantas de biocombustibles y verificar la calidad del producto.
F. Marco Targhetta
Coord. Gral. Fund. EGE
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