Enseñar a ser humano,un vínculo eficaz en la niñez Primera parte

0
Compartir

Enseñar a ser humano es el planteo esencial de esta serie de articulos de la Lic Elena Farah, nuestra panelista invitada. A continuación la primera parte de este análisis.

Después de escuchar, a fines del 2003, una conferencia de la Prof. Cecilia Braslavsky sobre ¿Cómo humanizar la Globalización?, en la que expuso un brillante informe preliminar de una investigación, salimos convencidos que el futuro de la Educación tendría que estar centralizado en educar al ser humano a… ser humano; y que esa labor debería comenzar a sembrarse desde los primeros años de vida, y que la cosecha la veríamos en la adolescencia y la adultez. Para Cecilia y todos nosotros estábamos convencidos de eso. Así que nos pusimos a reflexionar de cómo sería una tarea tan laboriosa en una era donde prima lo tecnológico, lo consumista y lo económico; y en donde nuestra niñez es nativa de voces electrónicas, luces multicolores y mundos virtuales. Claro, teníamos que partir de una base conceptual que nos sirviera de cimiento para desarrollar nuestros pensamientos. Así que llegamos a la conclusión que para comenzar a exponer nuestras ideas, de cómo educar con humanismo, deberíamos partir de una base sólida para construirlo, teniendo en cuenta:
a)Una Visión Humanista de la educación
b)La Autoestima del niño y maestro, como un proceso de autoconocimiento
c)La Pareja educativa alumno-docente, como un proceso vincular Pasaremos a desarrollar estos conceptos:
a)Una Visión Humanista
Siguiendo a Classen-Bauer, donde dice que “la visión humanista de una educación implica educar al ser humano a ser humano”. Cualquier educación evidentemente apunta a educar al ser humano, pero hay distintas metas para las cuales se puede educar: a ser un buen ciudadano, un buen arquitecto, un buen mecánico, un buen médico. En este caso la idea o la normativa es “a ser humano”. Es decir: ¡el ser humano no es solo el sujeto a educar, sino también el colofón! Acá tenemos que combinar aspectos de la filosofía, pedagogía, antropología y ética para llegar a la visión de lo que es el ser humano. Y luego nos interesa saber  ¿cómo podemos iniciar una educación que conduzca a formar al ser humano como ser humano? Una educación humanística significa que su más elevado valor es la “humanidad”, apuntar a una sociedad libre de represiones y autoritarismo, basada en los derechos del hombre. Para poder ejercer tanto los derechos como para cumplir con las obligaciones de una persona libre, es indispensable que esta haya obtenido una educación que le permita por un lado adoptar una posición crítica e independiente y por el otro una capacidad de decisión, una fuente de competencias y un sentido de responsabilidad. Es la individualidad de la persona la que tiene que ser cultivada de tal forma, que cada individuo esté en condiciones de asumir tanto una responsabilidad particular en su propia vida como una responsabilidad social. Este reto implica desarrollar un sistema educativo que cree un clima de aprendizaje positivo y desarrolle métodos que permitan al educando  actuar independientemente en vez de asimilar conocimientos intelectuales, teóricos y ajenos que finalmente pasan al olvido porque quedan incomprensibles. Por eso nosotros le damos valor a la autoestima, como promotora de la motivación, el interés en el aprendizaje y el desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y espirituales tienen que ser las metas primordiales  por encima de un acumulamiento enciclopédico de conocimientos que no son asimilados como algo propio. Lo fundamental son los procesos que se desarrollan en el educando: su forma de pensar, de expresarse y de actuar. El proceso educativo deber ser, consecuentemente, visto desde la perspectiva del educando: la formación general tiene que ofrecer a los niños las bases para la formación de su personalidad y la creación de valores éticos y humanos; Son principios de una pedagogía fundamentalmente humanista y social y se destacan por ser principios íntimamente relacionados con la vida práctica. La educación tiene que desembocar en una autoeducación y en la posibilidad de valerse en la vida. Los niños tienen que ser educados y por lo tanto recibir una educación que no sólo fuera la adquisición  de conocimientos teóricos y virtuales, sino una educación eminentemente práctica en diversos campos: artística, deportiva y manualidades. Sin embargo no solo se trata de darles con ello la base para su subsistencia económica, sino también una educación en valores y su jerarquización. Consideramos, junto a Pestalozzi, en su concepto tanto la realidad externa de la vida, para la cual había que preparar desde la niñez, como también la vida interna de cada individualidad, que es la base para la formación de su personalidad.
La educación tiene que estar centrada en el educando, lo que significa que hay que tomar como punto de partida su desarrollo y sus potencialidades. Para eso tiene que, como veremos mas adelante, armarse una buena pareja educativa. Hay varias etapas en el desarrollo del ser humano, cada cual tiene sus particularidades específicas. En este marco hay ciertos aspectos que son universales, como la capacidad de cada niño o niña a aprender a caminar, a hablar y a pensar. Otros elementos son culturales: el idioma que aprende, los valores que le son transmitidos, etc. Un tercer elemento es social: un niño que tenga todas las posibilidades de acceso a una educación completa y el cariño incondicional de sus padres, se desarrollará de otra forma que un niño que fue abandonado en su primera infancia sin tener las oportunidades de superarse. Finalmente hay un elemento individual: no hay dos biografías que sean idénticas, ni siquiera en el caso de gemelos.
Este impulso individual que conduce a que cada persona construya su propia biografía tiene que superar varios obstáculos. Entre ellos tenemos determinantes primordiales o genéticos y secundarios del entorno o socio-culturales. Nadie, al decir de Savater, pidió nacer en un momento dado, en un lugar específico ni con esos padres o hermanos ni la carga genética con que nacemos. Una cierta constitución física puede ser heredada – como la obesidad – pero con autodisciplina, una alimentación adecuada y ejercicio hay formas de superar esta tendencia. Un niño o una niña de extracción humilde puede llegar por su propio esfuerzo a superar esta condición y ser exitoso en su área profesional. Esto significa que cada ser humano pasa de una condición de ser al principio una “criatura predeterminada” a una situación de ser “creador” de sí mismo y responsable de su propia biografía. Es evidente que cada persona tiene que tomar iniciativas para influenciar la propia vida y encaminarla en cierta dirección. Es indudable que la educación virtual ganará mucha importancia en el futuro. Es una cuestión de tiempo hasta que por lo menos todas las escuelas de nivel medio técnica  estén equipadas de ordenadores y – como ocurrió con la diseminación del televisor – tengan también alcance a una gran parte de las viviendas privadas. Se abren de esta manera enormes posibilidades para una democratización de la educación y vía Internet a un acceso casi ilimitado a informaciones, sin tener que considerar fronteras geográficas o políticas. Sin devaluar estas posibilidades que se nos abren, no debemos olvidar que se trata en este caso sobre todo de obtener informaciones sobre los campos más diversos del conocimiento. Sin embargo, en el desarrollo de una personalidad, empezando desde la primera infancia hasta la madurez, el niño y la niña tienen necesidad de hacer sus propias experiencias con el contacto real y no solo virtual de su entorno. Son experiencias primarias y no transmitidas. Estas experiencias propias son la base para poder comprender mecanismos complejos y comprender procesos. La computadora no transmite la experiencia que para serruchar la madera se necesita la resistencia de la tierra – hacerlo con un tronco flotante es imposible. ¿Cómo reacciona la madera al trabajarla? ¿Cómo reacciona el metal? Estos conocimientos no se adquieren de forma teórica sino mediante la propia experiencia. Terminar un trabajo de metal o de madera además exige persistencia, fuerza de voluntad, capacidad de decisión, etc. Todo el ser humano está involucrado, no solo la mano. Las experiencias frente a la computadora son más limitadas, sobre todo en lo que se refiere a las actividades físicas, aunque susciten el interés del educando. Los adolescentes están en una fase de su desarrollo en la cual es sumamente importante que activen fuerzas físicas y sociales, lo que – fuera del deporte – se puede realizar de forma muy exitosa en un taller. Acá se trabaja en grupo, se aprende a compartir experiencias, a asumir responsabilidades, a confiar en el otro y a su vez a ser confiable. Estas actividades sociales no se aprenden mediante una educación virtual.

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
gresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)

 

 

 

 

Commentarios

commentarios

Compartir