En busca del ocio perdido

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En el reciente estudio estadístico que realizamos en nuestra ciudad sobre  juegos de azar miramos sorprendidos que existe, en promedio, un 13.7 % como segmento importante de la muestra entre los 31 y 40 años, en posición de riesgo, debido a conductas problemáticas de características pro-adictivas, como es la dificultad de manejo de tiempo derivados del uso continuo de esos entretenimientos, que ya en nuestra ciudad comienza a ocupar un lugar significativo, en esa franja, como actividad en ocio y tiempo libre.

Esto coincide con las cifras dadas recientemente por la Municipalidad de Río Cuarto, del aumento significativo del volumen de las apuestas en los últimos tres años de casi 80 %  (de aproximadamente 13 millones en el 2004 a 23 millones durante el 2006)
Si buscamos una explicación desde lo macrocontextual, diría que la existencia humana ha surgido y progresado cuando los medios con que contaba estaban equilibrados con los problemas que sentía. Lo que sucede actualmente es que en una franja importante del mundo han aumentado sus problemas y disminuido su capacidad de resolver los mismos, quizás por un déficit de inteligencia emocional no entrenada. Yo creo que habría, en primer lugar, que ennoblecer el uso del esfuerzo vital, para denostar la ingenua tendencia que tiene el hombre mediocre a creer  que la exhuberancia de medios materiales favorece una buena calidad de vida
La sociedad actual permite al hombre instalarse en un mundo inmoderado, en el cual solo percibe la invasión abrumadora de los medios, enmascarando sus angustias más profundas no metabolizadas. Entonces que hace “ese hombre masa-angustiado, al decir de Ortega y Gasset, “propender hacer ocupación central de su vida a los juegos de azar y los deportes, al cultivo del cuerpo y atención a la belleza estética y al éxito. prefiere una vida sin romanticismo ni intelectualidad”.
Hannah Arendt nos dice que “cultura se relaciona con el mundo de los objetos y es un fenómeno del mundo. El entretenimiento se relaciona con personas y es un fenómeno de la vida. Un hombre culto es aquel que se relaciona de algún modo con las personas, las cosas y las ideas”. El peligro  que se encuentra el hombre contemporáneo es que buscando evitar el esfuerzo imprescindible que supone incorporar los objetos de la cultura, se pretenda desplazarlos al  mundo del fácil entretenimiento; del placer inmediato, del mundo de las sensaciones y percepciones eludiendo el pensar.
Y esto suena consonante con Adrián Salbucchi, que dice que“quienes direccionan el rumbo de  la globalización intentan manipular entre otras cosas: la standarizaciòn sociocultural, los medios de comunicación masivos, influir en los sistemas educativos de cada país e incitar al entretenimiento de los habitantes del planeta” Mucho sentir para poco pensar.
Dentro del microcontexto de nuestra ciudad, y a la vista de las primeras conclusiones del estudio, interpretamos como un déficit de habilidades sociales de cierta franja de la población ante el ocio y tiempo libre. Pareciera que esta ciudad estuviera moldeada de una manera metódica con miradas unidireccionales  y en apariencia con exigua posibilidad de cambio social en lo inmediato.
Esta cuasi aseveración parte del momento en que los sujetos mayoría que utilizan los juegos de azar son sujetos en plena productividad de 31 a 40 años, casados, empleados y la mayoría con instrucción universitaria, nos llama poderosamente la atención, y creemos como principal causa en la posibilidad del aburrimiento y la presión social que lleva a intentar escalar canibalísticamente, ya que todos no pueden llegar a ese lugar tan codiciado. Allí viene la depresión, el aburrimiento, etc porque las expectativas están puesta en una sola cosa: el status social, el pertenecer al grupo de…
¿Porque juegan?  Probablemente para no pensar tapan con el juego las problemáticas que tienen y no pueden (¿o no quieren?) enfrentar. Para ellos el ocio y tiempo libre se presenta como una adversidad que le impide saltar el cerco. Es como que con escasa preparación humanística la tecnología le jugara en contra.
¿Que se podría intentar hacer ahora?
Creemos con la visión puesta en el por-venir, que en la educabilidad sostenida está la posibilidad del desarrollo de habilidades sociales para transformar las debilidades en fortalezas. Aspirar a construir un tiempo de ocio que enriquezca y sume para hacer frente a las adversidades de la vida. Debe estar en un espacio educativo.
Hay que tomar conciencia ahora, no esperar, como dice  Al-Nasafi “La mayoría de los humanos desconocen qué es lo que debe saber. Les disgusta aquello que finalmente podría beneficiarlos”

Dr Eduardo Medina Bisiach
Médico siquiatra
Rio Cuarto
23/03/07
 

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