El servicio telefónico ha cambiado. Desde aquella época en que había que rogar y después dejar alguna colaboración a fin de hablar a larga distancia, a hoy en que el teléfono habla solo. Al recibir la factura, siempre nuestro ritmo cardiaco se acelera. Pero no es lo que sentíamos cuando íbamos a una cita… ¿o sí? Es que nunca sabemos con que nos vamos a encontrar.
Luego de abrir la correspondencia, vemos que hemos llamado a Medio Oriente y lo único que sabemos de esos lugares, es que hay pirámides y la Esfinge. Es posible que hayamos hablado con ella, ya que pedir explicaciones a las oficinas comerciales, dan respuestas de la misma manera que ese monumento.
Y como al personaje de Shakespeare se nos presenta el dilema; ¿Voy o no voy a reclamar? Hacemos un calculo. El costo de la llamada es de $ 14 Si vamos a reclamar nos dirán que lo hagamos por escrito, que paguemos y después reclamemos. Todo esto después de media hora de viaje y una de espera. Entonces decidimos viajar al Infierno, ya que maldecimos a todos los de las compañías telefónicas, los acusamos de ladrones y ¿qué hacemos?
Pagamos, como siempre.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
belljuanroberto@yahoo.com.ar
Río Cuarto
11/10/06