Custodios privilegiados de la historia institucional Tercer entrega

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El rol de las instituciones en la vida cultural, ésta es la tercera y última entrega de la Lic Elena Farah. Nuestra blogger especialista en educación.

Hasta aquí, se planteó cuál es el papel que ocupa la historia institucional en el funcionamiento de la institución, señalando a través de los mandatos, modelos ideologías, etc. Como debe ser cada escuela y cómo deben desempeñarse sus miembros para lograr esa meta. Funciona como un criterio organizador de la vida institucional, un referente en el discurso de la gente. Antes había orden, se respetaba la autoridad, la escuela era como debía ser, ahora es un caos, todo vale, nadie sabe lo que va a venir o lo que sigue…Antes se enseñaba y se aprendía, ahora no hay nivel, n hay más calidad…Este corte en el tiempo, en el antes y en el ahora, muestra la manera en que el tiempo vivido, la historia oficial operan, al modo de una pauta, un criterio un referente. Muchas veces ni el antes ni el ahora se refieren a fechas o momentos precisos. Puede ser un antes de hace diez años o tres meses, puede ser un ahora reciente o pasado. Condensan en la mayoría de los casos las percepciones de la decadencia, de la pérdida de algo preciado y más aún de la imposibilidad de recuperarlo. Señalan el corte de una regularidad, la interrupción de algo habitual que se venía dando. De esta manera, ante la idea de un presente diferente, desordenado, hasta despreciado, que genera angustia por lo que se desconoce y tristeza por lo que se añora, y de un ayer ordenado, gratificante y valioso, surge la necesidad de custodiar y cuidar la historia institucional.Ese relato que garantiza proveer de los elementos necesarios para asegurar la perdurabilidad de lo logrado: un proyecto que convocó a la gente a su alrededor, promoviendo el compromiso, el trabajo y la participación real, entre otras cosas. Si existe un elemento a custodiar y cuidar, la historia institucional, existirán sus “custodios” y “cuidadores”. En algunos casos a través de determinadas situaciones como son fiestas, festejos de aniversarios, inauguraciones, la llegada de los que ingresan, la partida de los egresados. En otros casos serán los sujetos en el desempeño de determinado rol o desde alguna clase institucional en especial. Los que se encarguen de esta tarea, como por ejemplo: el directivo, los ex alumnos, etc.. La persona que a partir del desempeño de su rol aparezca para el resto como el “custodio” de la historia institucional, ocupará un lugar diferente más allá de su función y papel formal dentro de la institución. Se convertirá en “narrador” e “historiador” de lo subjetivamente vivido: las realidades, los sueños y ficciones, a pesar de estar convencido de contar lo que sucedió realmente. Esta última versión no se puede reconstruir porque la historia objetivamente vivida es irrecuperable para el sujeto. En el caso del directivo, y si se tiene en cuenta el lugar que ocupa la autoridad como valor, como norma, en nuestro sistema educativo, puede pensarse que sean ellos los elegidos para conocer los mitos, transmitir determinada información y tener la posición diferenciada que simbólicamente s e relaciona con ocupar el lugar y cumplir con el mandato que legan las figuras parentales.
En algunas culturas institucionales, el directivo, en el desempeño del rol, queda sometido en una trama que le impide problematizar acerca de lo que sucede, porque la problematización implica cuestionar un mandato que en sí mismo no acepta preguntas. El debe garantizar con su saber que las cosas se hagan como siempre. Podríamos decir entonces que por un lado el directivo recibe el mensaje del mandato institucional y por le otro el del legado social, en relación o no con el anterior. Estos mensajes pueden contener el discurso de la utopía donde la escuela debe continuar con lo que se viene desarrollando, o el impulso del proyecto que conlleva la idea de cambio y progreso. Si estos mensajes contienen instrucciones paradójicas se recorta la posibilidad de elección y de toma de decisiones ya que implican “desobedecer para obedecer”. “En algunas culturas institucionales el promover cambios tiene el significado de enfrentarse a lo prohibido, por lo cual se recibe como castigo la catástrofe. El acontecer de las cosas ya no tiene que ver con en devenir de un funcionamiento institucional en el que influyen cantidad de variables (personales, institucionales, sociales), sino simplemente porque “no cumplí con lo que debía” o “no hice lo que siempre se hizo tradicionalmente en la escuela…( Fernández, L. 1975). Si el cambio o las posibilidades que se plantean atentan contra la identidad institucional perfilada por el mandato, el director será acusado permanentemente por este hecho, provocando culpa, miedo e inseguridad en el desempeño. El mantener determinado proyecto institucional se transforma muchas veces en una meta casi inalcanzable que favorece la frustración y empobrecimiento de la capacidad de trabajo profesional.     

CONCLUSIÓN

La cultura institucional va pautando qué hacer y cómo, y porqué y cuándo… con la intención de alcanzar los fines, proyectos y modelos planteados.  En este sentido es que se narra, se vive y sólo se re construye una versión histórica. Se reitera la imposibilidad de apropiarse de las múltiples historias que dan cuenta y atraviesan la historia institucional. Así surge una historia es historiada donde el mandato es cuestionado en tanto no se lo acepta como tal. Este cuestionamiento opera como  ruptura porque en sí mismo ese mandato es una orden, una prescripción donde no hay lugar para preguntas. Tiene que ver con ser, hacer y aspirar aquello que se planteó en el pasado. Desde este modelo, el directivo debe garantizar la mediación entre los pactos fundacionales y las acciones y resultados cotidianos en la institución. No hay lugar para la creación y el descubrimiento porque no se acepta la idea de que la completud es un ideal a alcanzar, una utopía que pone en marcha la función instituyente, y marca como meta la inserción en un proceso histórico colectivo. Todos vivimos inmersos en las escuelas. Casi todos hemos formado parte durante muchos años de la institución escolar. En ella está el libro abierto para poder comprender las claves de su funcionamiento. Muchas veces, hemos pensado, que es en los libros donde encontramos la explicación de lo que pasa, sin darnos cuenta de que un pensamiento crítico y una capacidad de observación rica y sistemática nos daría acceso a la comprensión ay a la capacidad de decisión consecuente.Para finalizar y para fraseando a Miguel Ángel Santos Guerra quien dice: “Todos estamos en escena y todos estamos entre bastidores. Habrá que abrir bien los ojos para ver lo que sucede, avivar la mente para descifrar lo desconocido y desarrollar la sensibilidad hacia los valores públicos para que la comprensión se ponga al servicio de la ética. Es imprescindible descubrir el sentido de lo que se hace en la escuela y saber quién da las consignas a voz en grito o, lo más frecuente, sotto voce.”

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA).

19/05/06

 

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